Lasso: Artista de pies a cabeza

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Súper simpático y réquete espontáneo. Enloquecido por los video juegos y amante de las barajitas. Fiel fanático de su padre y más que admirador de su novia. Buena gente, buena vibra, buena onda y, en resumidas cuentas, buen chico… Así es Lasso, un chamo que conquista con sus canciones y enamora con su calidez humana, robando suspiros que paga con sonrisas, pegajosas letras y mucho carisma

La sencillez es una de sus principales características, la cual, por cierto, combina magistralmente con ese buen humor, un tanto sarcástico y muy inteligente, que seguramente heredó de su padre. Aunque su apellido se escribe diferente, seguro por cuestiones de nombre artístico, enfrenta de maravilla el reto que representa ser hijo de Henrique y sobrino de Mimí, dos personajes del medio que bien saben cómo entretenernos, don que obviamente heredó el protagonista de esta historia.

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Blanco leche y de cabello rebelde, bonito, pero rebelde. Alto y delgado. No muy elegante y más bien tipo roquero. Talentoso, culto, desenrrollado y simpático. De conversa fluida y respuestas honestas. Libre de esas terribles ínfulas de divo y sin un sólo pelo de tonto. Centrado y joven, pero muy maduro. Así, sin más ni menos, es Andrés Vicente Lazo Úslar, mejor conocido como Lasso, dueño de un lindo nombre, adorado por las adolescentes y coreado por las que ya no lo son, envidiado por los varones y respetado por sus colegas.

Su agenda es de esas apretaditas, pero cada vez que el tiempo se lo permite, se baja del escenario para hacer cualquiera de esas cosas que hace “la gente normal”, porque eso sí que le gusta a él, la normalidad, esa que lucha por mantener viva, que recupera cada vez que se le está escapando, la que anhela cuando no la tiene y gracias a la que puede hasta desmayarse cuando tiene frente a sus ojos a algún personaje que admire, pues aunque él es figura pública, cantante, compositor y hasta actor, su ego es tan pequeño que cabe en un bolsillo y le permite sentirse tan humano, vulnerable y corriente como cualquiera.

Amor a primera vista

Todo comenzó cuando tenía 12 años… O 13… O 14… Bueno la edad es lo de menos, lo importante es la historia, esa que empezó cuando su padre, sin saberlo, llevó a la casa lo que se convertiría en su primer amor. “Mi papá toda la vida quiso tener una guitarra eléctrica, era como su fantasía. Un día, un amigo que se iba del país le vendió una y estaba feliz porque pensaba que sería suya, pero llegó a la casa y me la quedé yo… Hasta ese entonces mi único contacto con la música había sido cuando canté una canción el día de mi primera comunión”.

Una vez con la guitarra en su poder, a Henrique no le quedó de otra más que resignarse y enseñarle a su hijo, quien para ese entonces seguía siendo Andrés Vicente, a tocar canciones de los 60, piezas que poco a poco fueron desatando esa habilidad que se había mantenido oculta durante tanto tiempo. “Después de eso, me copiaba los temas que oía en la radio y creía que los tocaba igualito. En esa época no existían los tutoriales de internet que te enseñan a hacer de todo, así que a mi me tocó machucar las cuerdas solito y sacar piezas a punta de oído”.

 

Aquí entre nos…

– De no haber sido músico, ¿Qué te hubiese gustado ser?

Cuando estaba chiquito quería ser futbolista, pero luego quería estudiar animación y hacer juegos de Nintendo.

– ¿Cuándo empezó a ser en serio lo de la cantada?

En el 2009, se desintegró la banda en la que estaba y ahí pensé que tenía que decidir qué hacer con mi vida. Mi papá siempre me decía que debería ser solista, así que me retiré de la universidad, vendí un carro viejo que tenía y con eso pagué el disco.

– “Cómo te odio” es una canción bastante particular, su letra es curiosa y su música pegajosa. Háblanos un poquito acerca de ese tema

Me da mucha risa porque me ha llegado cualquier cantidad de personas con infinidad de comentarios. El coro lo escribí en 2005 en honor a una profesora y créeme que la letra era muchísimo peor, pero después de unos cuantos arreglos, se convirtió en una canción de descarga, que sirve para drenar impotencias y frustraciones.

– ¿Cuál es el soundtrack de tu vida?

Yellow, de Coldplay

– ¿Y la banda sonora de tu historia?

Los Beatles, son mis favoritos, los más grandes del mundo. Soy tan fan enamorada que te juro que si me encuentro a Paul McCartney me desmayo.

– ¿Qué tal el romance con tu guitarra actual?

Ella es una Stratocaster. Nos conocimos en el 2009 durante un viaje que hice. Recuerdo que la vi, bella, de varios colores, atractiva, con unas curvas espectaculares, la toqué y supe que tenía que ser mía. Nunca fui de Fender hasta que tuve esa guitarra en mis manos, fue como la varita mágica de Harry Potter, ella me escogió a mi.

– ¿Con quién te gustaría hacer un dúo?

Con Natalia Lafourcade, Julieta Venegas, Calle 13, los hermanos Hanson y One Direction, my guilty pleasure (risas)

“A mi papá le agradezco todas las enseñanzas, ver los juegos de fútbol juntos porque somos del mismo equipo, la ropa que le robo y haber puesto la música tan cerquita de mi”

“Decidí ser músico cuando caí en cuenta que los nombres de las materias que veía eran insólitos. Por ejemplo, matemáticas discretas, ¿cómo pueden ser discretos los números?”.

“Era súper fiebruo con la música… Cuando todo el mundo se iba de vacaciones, a pasar el fin de semana en algún lado o a una fiesta, yo me quedaba en la casa ensayando”

“Sheryl es la más bonita de todas. Me encanta su disciplina, su dedicación y el esmero con el que trabaja. Es súper metódica, sencilla y encantadora”

 

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