Los colombianos votan por presidente este domingo en una elección convertida por el mandatario Juan Manuel Santos en un referendo anticipado sobre el proceso de paz con las FARC, que rechaza su más fuerte contendiente, el derechista Óscar Zuluaga.
Tras una campaña cargada de acusaciones mutuas de guerra sucia, Santos y Zuluaga, aliados en el pasado, dominaban hasta hace ocho días la intención de voto, pero ninguno supera 50% de las preferencias, lo que obligaría a una segunda vuelta el 15 de junio.
Las mesas de votación – a las que están convocados de forma voluntaria unos 32 millones de colombianos – estarán abiertas entre las 08HOO (11H0 GMT) y las 16H00 horas locales (21H00 GMT), y según la autoridad electoral el escrutinio alcanzará 90% de los votos unas cuatro horas después del cierre de las urnas.
El mandatario, un liberal de centroderecha de 62 años, en el poder desde 2010, pidió el respaldo de los colombianos para concluir su principal obra de gobierno: el proceso de paz que negocia desde noviembre de 2012 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor guerrilla del país con unos 8.000 combatientes que el 27 de mayo cumplirá 50 años de lucha armada.
«Estoy convencido de que el pueblo colombiano es sensato, que el pueblo colombiano quiere la paz y que en las elecciones ese pueblo colombiano se va a manifestar claramente a favor de la paz», dijo Santos en reciente entrevista con la AFP.
Con una popularidad del 38%, Santos enfrenta la dura oposición de Zuluaga, un derechista de 55 años apadrinado por el exmandatario Álvaro Uribe que promete condicionar el diálogo a un cese unilateral del fuego por parte de los rebeldes.
Decretaré «una suspensión provisional de los diálogos en La Habana», y le daré a las FARC «ocho días de plazo» para que «suspendan toda acción criminal contra los colombianos», dijo el exministro de Hacienda de Uribe.
Polarización y tregua
Zuluaga recogió la bandera de lucha de Uribe, el expopular mandatario (2002-2010) y senador electo que encabeza la oposición más radical a Santos, su exministro de Defensa. Uribe acusa a Santos de haberlo traicionado por entablar negociaciones con la guerrilla a la que ayudó a debilitar con una estrategia de guerra frontal.
Las mediciones anticipaban un empate técnico entre Santos y Zuluaga. Los otros candidatos, la conservadora Marta Lucía Ramírez, la izquierdista Clara López y el independiente Enrique Peñalosa -favorables al actual proceso de paz- marchaban rezagados en los sondeos de intención de voto.
«La cuestión principal que polariza este proceso entre los dos candidatos es el proceso de paz. Santos quiere acabar lo que empezó y Zuluaga todavía es una incógnita porque no se sabe si acabará con el proceso o lo seguirá sobre bases nuevas», dijo a la AFP el politólogo Yann Basset, del Observatorio Electoral de la Universidad del Rosario.
El candidato opositor cree que Santos está dispuesto a dejar en la impunidad los crímenes de las FARC y permitir su incorporación a la vida política sin previo castigo.
Sin embargo, el presidente, convencido de que no se puede acabar hasta con el último guerrillero, asegura que los acuerdos con las FARC serán refrendados por los colombianos. Las partes, que negocian en medio del fuego, han alcanzado consensos parciales en el problema agrario -origen del conflicto- la participación política de la guerrilla y el narcotráfico.
El debate en torno a las negociaciones de paz eclipsó otras preocupaciones del electorado como el deficiente sistema de salud, la alta informalidad laboral y la desigualdad en un país que creció 4,3% en 2013.
Para esta jornada electoral el grupo rebelde y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda fuerza insurgente del país con la que Santos también se ha mostrado dispuesto a dialogar, decretaron una tregua unilateral en sus ataques.
Aun así el Ejército desplegó a 246.000 hombres para vigilar el proceso en las casi 88.000 mesas de votación. La OEA acompaña la elección en Colombia, donde la abstención alcanza históricamente un 50%.