Da la impresión de que cada vez que un alcalde de oposición es apresado en Venezuela, inmediatamente surge una figura de recambio estrechamente asociada con él decidida a defender su causa: su esposa.
Las esposas de dos alcaldes destituidos y encarcelados en marzo, acusados de desacatar una orden judicial que les exigía levantar unas barricadas en sus localidades, son favoritas para suceder a sus maridos en elecciones especiales a realizarse el domingo en dos ciudades, siguiendo los pasos de otra mujer que reemplazó a su esposo en una alcaldía y que fue reelegida hace poco.
Patricia Gutiérrez de Ceballos y Rosa Brandonisio de Scarano decidieron postularse a los cargos que dejaron sus esposos Daniel Ceballos, exalcalde de la ciudad suroccidental de San Cristóbal, y Enzo Scarano, exalcalde del municipio central de San Diego, tras ser destituidos por el máximo tribunal del país.
Su suerte será decidida el domingo en los comicios de esas dos ciudades, que han sido en los últimos meses epicentro de violentas protestas callejeras contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Gutiérrez y Brandonisio no solo han tenido que aprender a sortear las vicisitudes propias del encarcelamiento de sus esposos y asumir ella solas la responsabilidad del manejo de sus hogares y sus hijos, sino que también deben lidiar con un protagonismo político para el cual no se habían preparado.
Si bien no gozan de la misma popularidad de sus esposos, figuran como favoritas para ganar las alcaldías de dos de los pocos bastiones que les quedaron a la oposición luego de las elecciones municipales de diciembre pasado, en las que el oficialismo ganó más del 70% de las 335 alcaldías del país.
El municipio San Diego está aledaño a Valencia, la tercera ciudad más grande del país, mientras que San Cristóbal es la capital de estado del Táchira, fronterizo con Colombia
La oposición apostó a las esposas de los alcaldes destituidos porque cree que muchos de los electores de San Cristóbal y San Diego las apoyarán como una manera de reivindicar a Ceballos y Scarano, quienes fueron elegidos por abrumadora mayoría en los comicios municipales de diciembre pasado, según estiman los analistas.
Ya la oposición ensayó en el 2010 una fórmula similar cuando postuló a la alcaldía de la ciudad occidental de Maracaibo a Eveling Trejo de Rosales, esposa del exalcalde de esa localidad y excanditado presidencial Manuel Rosales, quien el 2009 huyó del país tras ser señalado de actos de corrupción. Trejo ganó la votación a fines del 2010 y fue reelegida en el 2013.
«No me las sé todas, pero voy al frente de esto y sin miedo. Me asiste la razón y creo poder dominar cualquier escenario», dijo Brandonisio a The Associated Press al reconocer que aunque no tiene la experiencia política de su esposo se siente capacitada para asumir la alcaldía de San Diego y aprender a sobrevivir en el difícil mundo de la política venezolana, que es dominada por hombres.
«Yo solamente soy la cara libre, soy la representante del alcalde (Scarano) en libertad luchando por San Diego», indicó la candidata opositora de 54 años.
La mujer no tiene un papel protagónico en la política venezolana. Un estudio del 2012 del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales señala que, si bien cerca de la mitad del electorado está conformado por mujeres, estas representaban «menos de una quinta parte (18,2%) del total de las y los alcaldes», y que al inicio del período presidencial del 2007 constituían «el 18,5% de las y los miembros del gabinete» presidencial, «un porcentaje inferior al promedio en América Latina y El Caribe, que es de 24%».
Brandonisio ingresó formalmente a la política a finales del año pasado cuando resultó elegida concejal en San Diego. Anteriormente soló había asumido algunos cargos de tipo administrativo en la alcaldía para ayudar a su esposo en programas de atención a niños y ancianos y protección ambiental.
Gutiérrez, de 30 años, afirmó que el mundo de la política no le es ajeno porque comenzó a formarse desde los tiempos que integró junto con Ceballos el movimiento nacional estudiantil del 2007 cuando cursaba ingeniería industrial en la Universidad Nacional Experimental del Táchira en San Cristóbal.
Tras su paso por el movimiento estudiantil Gutiérrez se unió al partido opositor Voluntad Popular cuyo dirigente Leopoldo López permanece recluido desde febrero en la cárcel de Ramo Verde, a las afueras de Caracas, donde también están Ceballos y Scarano. López es señalado de promover unos actos violentos luego de una marcha que se realizó en Caracas el pasado 12 de febrero.
Gutiérrez dijo a la AP que luego de la detención de su esposo todo se le ha hecho más difícil porque ha tenido que disponer de tiempo para encargarse de algunas actividades de planificación de la alcaldía de San Cristóbal, atender el proceso judicial de Ceballos, que incluye viajes los fines de semanas a Caracas para ver a su marido en la cárcel, y atender a sus tres hijos: un varón de 22 meses y dos niñas de 4 y 6 años.
«Es muy difícil tener a mi esposo preso, al papá de mis tres hijos que están en casa extrañándolo, preguntándose cuando va a regresar papi», comentó Gutiérrez. Agregó que «nosotras las mujeres damos para muchas cosas».