Un requien para doña Dulce Lozada Perdomo

El Valle de El Tocuyo llora con sentimientos la desaparición física de una de sus hijas distinguidas: Doña Dulce Lozada Perdomo, viuda de Colmenarez; ella se formó en mi querido municipio Morán, en donde destacó desde sus épocas de estudiante, hasta sus numerosas actividades productivas en toda la región. Pero, también lo hizo con excelencia en su formación como dama de principios cristianos. Fue Doña Dulce una especial Madre de unos Tocuyanos que han demostrado cada uno con sus características que tienen: el temple de los Lozada Colmenarez, trabajadores a profundidad, estudiosos y entre ellos una estrella destaca: nuestra primera Reina del Folclore Larense, María Magda Colmenarez Lozada, quien le ha dado a nuestro folclore, en especial al Tamunangue una gran proyección nacional e internacional, hoy destaca en sus labores por bastante tiempo al frente del Banco Mundial. Numerosos comentarios escuché recientemente en el Tocuyo Colonial, muchos de ellos convergen en las grandes actividades de cooperación, colaboración, espontáneas y organizadas que realizó doña Dulce en favor de los más necesitados, ella fue algo así como una Socialista, Democrática, Religiosa y con una clase y distinción que escritores de este diario, le han dado el título de una de las grandes damas de la sociedad larense.  Es necesario destacar su gran labor profesional, y su gran espíritu para hacer crecer el mundo de los seguros en nuestro estado Lara, área donde destacó como una de las primeras productoras de la región, y del país, de allí, Ella, fundó a Lozada y asociados.
Finalizo este réquiem para resaltar su gran papel como Dama de Voluntariados al despuntar en el Sagrado Corazón de Jesús en esta ciudad, y antes en apoyo a las Hermanas del asilo del  Tocuyo. Doña dulce fue en su paso por esta vida: distinción, clase, solidaridad, organización, trabajo, personalidad y sobre todo calidad humana. Mis condolencias para su familia, y el más fiel ejemplo que las damas larenses deben seguir, seguro estoy que Dios y todos los Santos la albergarán en su seno para que siga haciendo una dama voluntaria en lugares no conocidos,  pero cercanos a nuestro padre celestial.