Al escuchar la palabra emprendimiento, cualquiera podría imaginarse una tendencia moderna, novedosa y propia de los negocios del siglo XXI. No obstante, más que una actitud de moda, ha formado parte del mundo desde sus inicios, y ha sido el medio para constituir lo que hoy se conoce como sociedad.
El auge y furor de los últimos tiempos quizás se deba a la crisis económica, los retos sociales y empresariales a enfrentar, el desempleo y los bajos sueldos, que producen la necesidad de generar sus propios recursos, dejar de ser empleados para convertirse en empleadores y no cometer los errores de los cuales fue víctima en su trabajo anterior.
Ayer, hoy y mañana, el emprendimiento será respuesta a ingeniosos proyectos, que además de viables, deben ser novedosos, ideas que permitan ir un paso más allá en el mercado.
Así lo cuentan Lino Bracho y Raúl Azparren, miembros de la directiva de la Asociación Civil de Promoción de Inversiones del Estado Lara (Proinlara), quienes explican que desde 1997 apoyan con asesoría, talleres, cursos, mesas de trabajo, mesas de proyecto con banca privada y un sinfín de actividades a ingeniosos locales, profesionales, creativos y universitarios, a fin de generar una cultura de emprendimiento en sociedad.
Comenta Bracho que Lara es un estado de ideas novedosas y de múltiples proyectos. Sin embargo, para ser emprendedor no sólo hace falta el don, sino también asumir el propósito de la manera correcta, con estudios de mercado y estrategias de comercialización que permitan introducir su bien o servicio en el sector. Es allí donde reside la importancia del apoyo y asesoría al emprendedor, preparación que si bien no da garantía alguna del éxito, disminuye los niveles riesgos.
La necesidad de apoyo de este tipo se ve reflejada en cifras, y es que entre el 60% y 70% de las empresas del mundo mueren al año, por no haber iniciado sobre las bases de un papel de trabajo sólido, el cual sólo se logra con capacitación.
Proyectos de apoyo al emprendimiento convierten a Proinlara en un ejemplo en sí mismo, y es que su propuesta de apoyo es única en su estilo, por lo que son modelo de emprendimiento social en la región.
El emprendimiento no es un negocio o empresa que nace de la noche a la mañana. El diseño del producto o servicio, introducción al mercado y comportamiento de este último, la competencias, los requisitos legales y perseverancia del emprendedor son algunos de los elementos, cuya sumatoria definen el éxito o el fracaso.
Es el caso de Luis López Silva, que creó una empresa de productos cosméticos, fundada en 2006 y que colocó estos en el mercado en 2013.
Comenta que el papeleo para iniciar fue largo y que este aún no acaba. El diseño de cada producto de las cuatro líneas implicó el trabajo de entre 20 y 25 personas, que con visión emprendedora ubican hoy día en el mercado cremas cosmetológicas y farmacéuticas de alta calidad y cuantiosa demanda.
A su juicio lo difícil no es iniciar, puesto que con una meta fija se mantiene la vista en lo que se propone. Cuenta que lo complicado es mantenerse en el mercado, por la fuerte competencia, que en su caso es con empresas incluso transnacionales.
Estos efectos se pueden mitigar con el diseño de un producto con las condiciones suficientes para aparecer junto a otras grandes empresas en el mercado. Considera un grave error responder a la escasez o demanda inmediata, puesto que al ser suplida esta, la empresa será una más del anaquel.
Para fundar la empresa se mantuvo trabajando en otros lugares, vendió algunos de sus bienes y recibió apoyo de su familia, riesgos que no todos se atreven a tomar.
Antonio Mujica es otro emprendedor de la región, un cocinero que vio en la carne de chivo y su intestino la materia prima ideal para ofrecer exquisitos embutidos conservados.
Inició en 2006 con una producción de siete kilogramos semanales de chorizo de chivo y ahora debe preparar 45 kilogramos de estos para suplir los pedidos hechos desde bodegones cárnicos de Barquisimeto, restaurantes y reconocidos cocineros de la región, como Juan Alonso Molina, con quien su producto ha formado parte de prestigiosos encuentros gastronómicos.
No solicitó apoyo de entidades bancarias, pero fue constante y su empresa creció con el tiempo. Ahora no sólo ofrece chorizos y morcillas de cabra, sino también embutidos de cerdo de sabores varios, que se ganan la preferencia de los consumidores.
Según su experiencia, lo más complicado ha sido crear un producto de cero, sin marco referencial, pero ha sido esto, y su preparación en el área gastronómica, lo que le ha permitido ingeniar estos chorizos únicos en el mercado de centroccidente, un nicho al que ahora él responde.
Proyecto de ley para el emprendimiento
Proinlara elaboró en 2010 un anteproyecto de Ley de Fomento a la Cultura Emprendedora en Lara, el cual fue presentado ese año al Consejo Legislativo, sin mayores progresos. El documento fue reintroducido en 2012, pero no ha sido considerado.
Este se propone fomentar el emprendimiento social desde la edad escolar, a fin de promover en los jóvenes conciencia proactiva, que a su vez sea de beneficio a la comunidad; experiencias que formarán al emprendedor empresarial del futuro.
La idea ha sido presentada en la Escuela Técnica Comercial Ambrosio Perera, donde fue desarrollada con los jóvenes del 6º año, como parte de sus actividades de Trabajo Comunitario.
Campos llenos de oportunidades
La crisis económica no debe ser limitante para el emprendimiento. Así lo creen los emprendedores consultados, que con el don y la actitud necesaria, y bajo circunstancias de presión financiera, vieron oportunidades y no barreras.
La escasez, los retardos en la importación, modelos extranjeros y las necesidades del mercado fueron motores para impulsar esas ideas que hoy día se consagran como exitosas y sustentables, y que además retribuyen ganancias a la sociedad, no sólo con el pago de impuestos y deberes a la nación, sino también con el fomento de empleo digno y lícito, y la trasmisión de conocimientos y experiencias para el crecimiento en comunidad.
Es el caso de Víctor Santander, chef larense, con más de 30 años de experiencia, quien meses atrás dio forma a un ansioso proyecto que le tomó años lograr.
El empeño y constancia de él y su equipo de trabajo le permitieron hacer de su institución gastronómica el primer restaurante-escuela de la región, un espacio donde no sólo se disfruta de buena comida y se es atendido por personas competentes en la materia, sino que también se prepara a profesionales en diversas áreas de la gastronomía y los negocios. Mismos pupilos que también emprenden sus proyectos, como Carlos Montero, que en próximos días abrirá un local especializado en café y bruschettas, con una carta exclusiva.