De los 203 años de vida republicana, a Venezuela solo le bastaron 40 de gobiernos civiles (1958-1998) para sembrar en los tuétanos de la republica una sociedad integrada por ciudadanos de profundo arraigo democrático que aprendió a dirimir sus diferencias a través del voto popular. Nuestra generación nació, creció y se formo en democracia. De ella aprendimos que la independencia de los poderes públicos del estado, nos permitió, entre otras cosas, cambiar gobiernos y gobernantes, como axioma básico de estabilidad, equilibrio y convivencia social. La mejor demostración de esto la tenemos en el propio Hugo Chávez, quien cuando se alzó en armas el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, no fue acompañado por ese pueblo que luego, lo obligó a tomar la vía del voto popular, como único camino certero para llegar al poder…
Literalmente hablando, pudiéramos decir que se ha traicionado el espíritu y razón del pueblo venezolano, pretendiendo llevársele por derroteros de violencia estimulados por una cúpula militar profundamente corrompida, asentada sobre estructuras institucionales apostatas de su propia esencia. Se reeditan episodios de impunidad, persecución y muerte que se creían más que superados, para postrarnos frente a un conflicto de proporciones gigantescas que amenaza con implosionar puertas adentro de los dos bandos enfrentados. El tiempo apremia. El modelo económico colapsa. El dinero se agota mientras los anaqueles se vacían aceleradamente. La receta fidelista recomienda más represión para contener las fuerzas sociales en un peligroso proceso de ebullición progresiva…
Los sectores democráticos se debaten entre la calle o el dialogo. El gobierno pretende atornillarse sobre la violencia en todas sus manifestaciones discursivas e institucionales. El terrorismo de estado pareciera imponerse en lo inmediato, mientras la MUD se levanta de la mesa esperando señales que indiquen sensatez por parte de los interlocutores oficialistas. Pareciera diluirse la esencia divina que nos diferencia de los animales: “la comunicación como producto del raciocinio”…
Pocas opciones tenemos frente a un escenario que se torna muy complicado. Estamos inmersos en un laberinto de contradicciones que nos impide tener la lucidez suficiente para ponernos de acuerdo. Las lapidarias palabras de Rafael Correa agudizan la crisis en un gobierno torpe y corrupto que no quiere ver más allá del fusil y la metralla…
Mis comentarios:
-La fuerza de calle ciudadana mantiene su presencia pacifica, mientras la MUD actúa con la sensatez que la sordera oficial le indica. No son fuerzas antagónicas, sino complementarias.
-Carlos Raúl Hernández dijo en una de sus recientes entregas de El Universal: “Todos los procesos revolucionarios en el mundo, han encontrado su salida por la vía del voto”. En Venezuela no tiene porque ser de otra manera.
-Los atajos inmediatistas desdibujan el perfil de la lucha. El camino democrático es nuestra única opción…
-Este gobierno no podrá con la crisis, sencillamente porque la corrupción le ha hecho un daño económico de tal magnitud, que solo un cambio de modelo lo pudiera salvar…
-Las fuerzas opositoras son variopintas, mientras el régimen es prisionero de su propio excusado ideológico…
-La MUD actúa con un agudo sentido histórico…
El que cava una fosa, cae en ella, y la piedra cae encima del que la hace rodar…(Proverbios 26:27)
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@sergioborgel
Pido la palabra – Diálogo y democracia…
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