El próximo mes de junio en un área de misiles de la Marina de EE.UU. la NASA probará un vehículo para descender en Marte cuya forma de disco recuerda mucho a la de un platillo volador. El aparato, denominado desacelerador supersónico de baja densidad (LDSD), alcanzará los 55 km de altura y desarrollará velocidades 3,75 veces superiores a la del sonido.
La NASA investiga en tecnologías innovadoras que permitan el aterrizaje de humanos y mercancías en futuras misiones al Planeta rojo, además de ayudar a devolver de forma segura grandes cargas útiles a la Tierra.
Durante el experimento, un gran disco parecido a un plato que lleva un desacelerador inflable con forma de tubo y un sistema de paracaídas será colocado a una altitud de 120.000 pies (37 kilómetros) por un globo gigante. La prueba del «platillo» sobre el océano Pacífico simulará la entrada, descenso y aterrizaje de una nave espacial a través de la atmósfera marciana.
Después de ser liberados del globo, los cohetes levantarán el plato a 180.000 pies (55 km), mientras alcanza velocidades supersónicas. Viajando a 3,75 veces la velocidad del sonido, el desacelerador se inflará, frenando el vehículo, y luego un paracaídas se desplegará para llevarlo a la superficie del océano.
El LDSD de la NASA lleva varias cámaras a bordo que grabarán varias partes seleccionadas de la prueba, incluyendo el ascenso impulsado por cohetes y el descenso. Será retransmitido en vivo por varias webs de la NASA (nasatv y nasajpl2).
Este vehículo para aterrizar en Marte sucede al complejo sistema de correas que utilizó el rover Curiosity para posarse sobre la superficie marciana en agosto de 2012. Por sus grandes dimensiones y la complejidad de su tecnología, la propia agencia espacial bautizó el proceso como «los 7 minutos de terror».