Víctor José Laya, de 18 años de edad, caminaba el sábado por el barrio Los Claveles, del kilómetro 7 de Pavia, al noreste de la ciudad, cuando fue interceptado por unos sujetos en un vehículo blanco, quienes forcejaron con él y se lo llevaron después de propinarle un golpe con la cacha de un arma de fuego.
Uno de sus 11 hermanos, de tan sólo 12 años de edad, observó la escena en la cual se llevaron a Laya a eso de las 4 p.m. del sábado. De inmediato, familiares se activaron en la búsqueda del joven recorriendo los Centros de Coordinación Policial y sedes de los diferentes cuerpos de seguridad, sin embargo, nada obtenían sobre el paradero del afectado.
Acudieron hasta la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas a poner la denuncia, quienes les advirtieron que debían pasar 24 horas para hacer formal su petitorio. En la mañana de ayer, continuando la búsqueda, familiares se desplazaron hasta los centros asistenciales de la ciudad, donde fueron avisados sobre el hallazgo de un cuerpo en el sector El Caminito, en La Orquídea de Pavia. Pasada la 1 p.m., llegaron al lugar señalado para percatarse de lo sucedido.
Al parecer, Laya fue llevado por sus captores en la noche de ayer hasta ese lugar y, con una descarga de escopeta en su cabeza, fue ultimado en plena vía por donde pasan los vehículos; una zona rural de dicho sector. En bermudas, franela, y en chancletas, el cuerpo de «Manuel», llamado así por sus familiares, permanecía tendido justo al lado de un gran charco de sangre seco, por las horas transcurridas.
«Me quiero morir», gritaba una de sus hermanas que, con evidente dolor, se mantuvo acostada junto al cuerpo, mientras que sus otros familiares la consolaban. De igual forma, uno de sus hermanos lloraba la pérdida física de quien se desempeñaba como comerciante informal en las adyacencias del Terminal de Pasajeros, vendiendo agua y bebidas refrescantes.
Una vecina del ahora occiso lo recordó como una persona sana, sin problemas, «que le gustaba trabajar y ver sus películas». Además, comentó que antes de ser raptado, el joven habría ido a trabajar y se habría quedado en la tarde para ayudar a su mamá a armar un techo en la vivienda que los acogía.
Pasada las 2 p.m. miembros de la policía científica acudieron a la zona para levantar las experticias del caso y empezar las investigaciones de los responsables. Laya no presentaba registros policiales ni judiciales.