#EnProfundidad: Familias a distancia, de un hasta luego al adiós

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La agitada vida política del país, mas “las pocas oportunidades para desarrollarse profesionalmente y la inseguridad”, son algunos de los argumentos que los venezolanos reseñan a la hora de explicar su decisión de abandonar el país.

Así lo señala el informe La emigración en Venezuela durante la última década, de la profesora Anitza Fréitez, de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Caracas.

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Cualquier análisis sobre el fenómeno se queda corto, ante las diversas advertencias y comentarios que surgen desde los teclados de quienes ahora viven fuera. Se ha vuelto común que los venezolanos publiquen algún tipo de escrito en Internet, con detalles sobre su experiencia, lo aprendido, datos útiles o los pasos para vivir fuera de Venezuela.

En paralelo, las reuniones familiares se convirtieron en muestra de un compartir incompleto. Alguna llamada por Skype, FaceTime o cualquier otro programa para videollamadas (por el celular o la computadora), tienen una invitación segura en las celebraciones por cumpleaños, graduaciones, Día de la Madre, Día del Padre o Navidad.

Familias a distancia, con miembros en algún otro país, ya no son casos atípicos. Casi todos tienen ahora algún vecino, hijo o primo que decidió irse. La dinámica familiar del venezolano ha cambiado en la última década.

El fenómeno de la emigración no es nuevo, incluso en los años 90 se hicieron populares canciones como Latino y Extranjero de Franco De Vita.

En este sentido, las cifras de los últimos años han aumentado considerablemente. El informe de la profesora Fréitez reveló que para el año 2010 había alrededor de 530 mil venezolanos en el exterior, cifra que cinco años antes rondaba los 380 mil ciudadanos.

Freitez, quien también es directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, recogió datos de 70 países, con apoyo de organismos que trabajan en el área, como el Banco Mundial, pero al mismo también advierte sobre la falta de información de fuentes oficiales en Venezuela. “El Instituto Nacional de Estadística (venezolano) no revela muchos datos porque es una información que el sector Gobierno considera puede promover la crítica hacia su gestión”.

De acuerdo con la investigación, entre los países con más venezolanos se encuentran Estados Unidos, con aproximadamente 170 mil personas y España con 160 mil. No obstante, Freitez destaca que el número podría ser superior debido a la gran cantidad de venezolanos que poseen pasaporte europeo por ser hijos de extranjeros radicados en Venezuela.

Trabajos como el de Fréitez recogen a grandes rasgos parte del fenómeno migratorio en Venezuela, pero hay historias muy particulares dentro del seno de cada familia dividida por la partida de uno de sus miembros.

César Frick es un venezolano que hasta hace poco estaba radicado en la ciudad de Caracas, junto a su esposa e hijos. Hoy en día labora como desarrollador web para una empresa colombiana.

Al consultarlo sobre su historia, declaró: “La idea de emigrar de Venezuela viene rondándonos en la cabeza, a mi esposa y a mí desde hace algún tiempo. La verdad es que nuestro principal obstáculo siempre fue que estaríamos quitándole a nuestros hijos la posibilidad de crecer en su país, de ser venezolanos del mismo modo que nosotros lo éramos. Honestamente, eso es algo que todavía hoy, con decisiones tomadas, aún me duele”.

En cuanto a los aspectos que lo llevaron a tomar la decisión, destacó: “Creo que resistimos bastante, aún viendo el deterioro político, económico y social que avanza en Venezuela. No es satisfactorio emigrar para escapar de una realidad que te resulta terrible e irónicamente, al final decidimos hacerlo precisamente por nuestros hijos, cuando nos dimos cuenta que en Venezuela no podríamos darles una vida digna, como se merecen”.

Durante la entrevista, Frick se cuestionó: “¿Es fácil estar en un país que no es el tuyo, en una cultura distinta, lejos de tu familia, de tus amigos, de la gente con la que has creado historias y proyectos? No, en lo absoluto. A eso puedes agregarle que ahora mismo mi familia está en Venezuela, esperando que a mi esposa le entreguen el pasaporte -que llevamos esperando dos meses- para poder hacer los trámites y venirse a Colombia”.

La emigración en Venezuela crece, situación que deja a cada hogar venezolano con un espacio vacio, al tiempo que las nuevas generaciones invierten todo su potencial intelectual en otros países, lejos de su tierra.

Advertencias desde el exilio

El documental Caracas, Ciudad de Despedidas causó polémica al momento de su difusión, por ello sus creadores emitieron un comunicado en el cual expresaron “somos jóvenes individuos con aspiraciones únicas y propias que lamentablemente no siempre podemos cumplir en nuestro país.”

Lo anterior queda en evidencia ante el auge de publicaciones en los portales web tipo blogs o diarios, en los cuales los venezolanos dedican algún artículo al fenómeno bajo títulos como ¿Vas a emigrar de Venezuela? Bien, una sugerencia, de Elena Sánchez; Emigrar desde Venezuela: ¿Es para mí?, de Rubén Rojas Gratz; 5 cosas que aprendí de emigrar a Barcelona, de la periodista Andrea Daza Tapia o Adiós hija, Dios te bendiga, por José Domingo Blanco.

Asimismo páginas como www.mequieroir.com siguen creciendo junto a las diferentes ofertas de embajadas (como Canadá, Australia, Panamá y Colombia) que ofrecen sus destinos con opciones para los venezolanos.

Postales documentadas

Hasta hace unos años expertos decían que el cine venezolano sólo abordaba temas como el hampa, la vida del barrio o los sicariatos y secuestros.

Entre el 2011 y el 2012, la emigración apareció reflejada en documentales, no sólo en Caracas ciudad de despedidas sino también con Desde afuera. Ambas piezas repasan la visión de un país con jóvenes que se cuestionan la posibilidad de vivir en el exterior, con todo lo que ello conlleva.

Aunque la primera muestra audiovisual estudia de manera superficial a varios adolescentes de una clase económica cómoda, dejó en el imaginario colectivo una frase que develó una realidad inquietante: más de un joven venezolano se identifica con la expresión “me iría demasiado”, el latiguillo de la historia.

El segundo documental recoge aspectos más profundos sobre las vivencias, durante año y medio, de siete venezolanos que emigraron a cinco países diferentes. La pieza fue realizada por dos jóvenes venezolanos también emigrantes.

Relatos desde Australia, Croacia, Inglaterra, Japón y Venezuela, muestran los miedos y retos que abordan a quien decide tomar esta acción.

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