El delicado momento económico que atraviesa Venezuela, admitido por fuentes oficiales y reflejado en diversos índices de la nación, obliga al Gobierno a adoptar medidas que, si bien pueden resultar impopulares y acarrrear severos costos políticos, resultan necesarias para subsanar el déficit fiscal.
Tal es el caso del aumento de la gasolina, que a juicio del economista y diputado a la Asamblea Nacional Salomón Centeno, representa “un tema sensible, por cuanto todo el mundo está consciente de su necesidad, pero desde los sucesos conocidos como ‘El Caracazo’ se ha manejado con demagogia”.
“Este Gobierno, acostumbrado al discurso populista con propósitos netamente electoreros, ha estigmatizado el aumento de la gasolina. Sin embargo, ante la crisis que vivimos tienen que hablarle claro al país”.
Para el legislador, el incremento en las tarifas del combustible automotor es “absolutamente necesaria”, pero apunta que “debe acompañarse de otras acciones para que exista congruencia. No es posible que a nosotros como venezolanos nos aumenten la gasolina, mientras continuamos subsidiando 100 mil barriles diarios de petróleo a Cuba, por ejemplo”.
Añadió que por los convenios con Petrocaribe y otras instancias económicas regionales, la nación “deja de cobrar en efectivo o cobra en plazos muy largos aproximadamente 500 mil barriles diarios de crudo, con el único propósito de mantener una solidaridad permanente de los países beneficiarios en los foros internacionales.
Por ello, cada vez que se plantea una denuncia ante la OEA o la Unasur, los representantes de estos países fallan a favor del Gobierno venezolano”.
Impacto inflacionario
Centeno señaló que el ajuste en las tarifas del combustible tendrá sus repercusiones en la inflación, por cuanto modificaría las estructuras de costos de casi todos los bienes y servicios debido a que todo insumo o mercancía amerita ser transportado.
“El Gobierno deberá asumir el costo político sin demagogia, y a su vez emitir mensajes que concienticen al ciudadano para que aprenda a convivir con la medida”, aseveró.
Indicó que uno de los sectores más afectados será el de los alimentos, seguido del transporte público. “Obviamente, el aumento en la gasolina generará un incremento en las tarifas de transporte urbano e interurbano, lo cual posiblemente incomode más a la población al verse afectado el bolsillo de los ciudadanos”.
Control del gasto público
El especialista estimó el déficit fiscal de la República entre 14 y 15 mil millones de dólares. Asimismo, puntualizó que el subsidio a la gasolina le cuesta al país unos 9 mil millones de dólares anuales, “aproximadamente el 15% del ingreso total del país por concepto de renta petrolera”.
“La única manera de controlar el déficit fiscal es optimizando el gasto público. Ello por supuesto comprende reducir el enorme subsidio de la gasolina, pero también frenando las políticas populistas que desangran el erario.
Por ejemplo, el Gobierno cree que obtiene mayores beneficios políticos otorgando becas a los ciudadanos, cuando lo que realmente debe hacer es emplear los recursos disponibles en atender problemas macro en ámbitos como salud, educación, vivienda, servicios públicos y vialidad”, argumentó.
