El Atlético de Madrid empató el sábado 1-1 en cancha del Barcelona y se coronó campeón de la liga española tras nueve años de dominio entre el equipo catalán y Real Madrid.
La igualada le valía al equipo que dirige el argentino Diego Simeone para levantar su primer campeonato desde 1996, cuando el «Cholo» ejercía de futbolista rojiblanco. Esa temporada el Atleti también ganó la Copa del Rey, y en esta ocasión va por un doblete aún más importante, ya que el próximo sábado enfrenta al Real Madrid en la final de la Liga de Campeones en Lisboa.
«Hicimos historia. Es un triunfo para la gente humilde y pienso en un montón de gente que no estuvo pero nos empujó desde arriba», dijo Simeone en alusión al desaparecido ex entrenador rojiblanco Luis Aragonés. «Este triunfo significa que se puede ganar de diferentes maneras. Es triunfo para el fútbol mundial, y otros se animaran», consideró.
El Valencia, en 2004, fue el anterior equipo que rompió el duopolio del Barcelona y el Madrid en la liga española.
El Atlético, líder en las últimas diez fechas ligueras, había dilapidado su ventaja en las dos anteriores, en que cosechó una derrota y un empate, resucitando al Barsa del también argentino Gerardo Martino, quien a todas luces se despidió de la entidad azulgrana sin título alguno tras un año al timón.
Los azulgranas necesitaban una victoria para igualar los 89 puntos con que inició la 38va fecha el Atlético, y se adelantaron gracias a un golazo del chileno Alexis Sánchez los 33 minutos; pero el uruguayo Diego Godín niveló a los 49 por el conjunto de Simeone, campeón con 90 unidades finales por las 87 del Barsa, monarca anterior.
Al cierre de una temporada mágica, el Atlético se sobrepuso las prontas lesiones del goleador Diego Costa y el creativo Arda Turan en un épico partido para levantar la décima liga de su historia antes de jugar la final de Champions.
«El Cholo es la garra, el reflejo donde nos miramos todos. Con un montón de guerreros se consigue este título», declaró el delantero David Villa.
El Madrid quedó finalmente tercero en el campeonato, también a tres puntos del nuevo rey colchonero.
El Camp Nou se vistió de gala para la gran final, exhibiendo un mosaico y fervor inusitado en las cerca de 100.000 gargantas barcelonistas, deseosas de empujar a su equipo al triunfo requerido.
Con el ex azulgrana Villa acompañando al reaparecido Costa en punta de ataque, el Atlético practicó la presión avanzada sobre el arco de José Manuel Pinto, buscando también sacar rédito a las jugadas a balón parado. Pero sobre el cuarto de hora, el plan del líder sufrió su primer revés al resentirse Costa de sus problemas musculares.
Entró Adrián López por el hispano-brasileño pero el plan se mantuvo, con repliegue defensivo solidario en la marca de Messi, ofuscado en la mayoría de sus acciones, sin ritmo y escasas ideas.
Al poco cayó el segundo golpe para el Atlético con la lesión de Turan, quien se unió a un desconsolado Costa en la banca rojiblanca, mientras Simeone no se lo acababa de creer y llamaba a Raúl García.
El Barsa, poco continuista en sus evoluciones ofensivas, optó por descargar por la banda derecha de Dani Alves, pero ni Sánchez ni Pedro Rodríguez acertaron a cabecear sendos centros del lateral.
Pero, cuando más parecía que el Atlético había tomado la medida al equipo de Martino, apareció la diestra de Sánchez para reventar la pelota y transitoriamente la liga, cambiando radicalmente el escenario y el ánimo de ambos contendientes.
Fue en una jugada aparentemente inofensiva, con balón bombeado de Cesc Fábregas a Messi, control largo de pecho del argentino y brutal descarga del chileno, sin apenas ángulo, al rincón izquierdo de Thibaut Courtois, para su 19na diana.
El gol dio un vuelco al choque y significó la primera ventaja del Barsa en sus seis enfrentamientos con el Atlético esta temporada.
Pero los de Simeone reaccionaron con bravura al tercer mazazo en poco más de media hora, encerrando al cuadro local en los minutos siguientes y alcanzando el descanso en desventaja pero mejoradas sensaciones y saldo de tiros de esquina a favor.
Las buenas impresiones mejoraron con el inicio de la segunda mitad, en que Villa tardó un respiro en soltar un latigazo al poste de Pinto. En su siguiente llegada, habilitado por Jorge Resurreción «Koke», el asturiano se entretuvo demasiado ante el arquero.
Pero la tercera del Atlético, un tiro de esquina lanzado por Gabi Fernández, fue la vencida: Godín saltó más alto que toda la defensa azulgrana y su cabezazo imperial, picado a un lado, subió la histórica igualada al marcador.
Martino movió ficha: relevó al renqueante Sergio Busquets por Alex Song y Rodríguez dejó su lugar al brasileño Neymar, reaparecido tras un mes de baja.
Pero apenas un zapatazo lejano de Alves, despejado por Courtois a falta de siete minutos, contabilizó como clara ocasión local en toda la segunda mitad, condenando al vigente y desfondado campeón, y alzando a la gloria al Atlético y Simeone, manteado por sus jugadores sobre el césped de un rendido Camp Nou.