Aquella época

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Sería largo enumerar los aciertos y errores de los  gobiernos que rigieron los destinos del país desde 1958 a 1998. Aquella época tuvo oportunidades para la  formación tanto a nivel de educación primaria y secundaria, como universitaria y de postgrados. Muchos eran hijos de modestos comerciantes, ganaderos, trabajadores agrícolas y petroleros, profesionales de la medicina, derecho o ingeniería de contados ingresos, artistas, que se levantaban temprano y que con el producto de su tesón le daban de comer a toda Venezuela. La riqueza de la tierra zuliana sirvió para levantar edificios de lujo hechos de mármol y acero cromado, de la capital de la república, cuando Cabimas seguía siendo la cenicienta olvidada de Venezuela.
Líderes de los partidos políticos se opusieron al relevo generacional. Hubo modernización del campo no de los campesinos, no se aprovechó el dinero del petróleo para dotar a Venezuela de servicios públicos que es el verdadero cambio de estructuras. No se castigó a fondo la corrupción administrativa.
Proliferaron falsas industrias del enlatado y del ensamblaje y Bancos financiados desde el exterior con detrimento de los venezolanos como ocurrió con el zulianísimo  Banco de Maracaibo. Hubo un bipartidismo programático, exhibiendo una Venezuela urbana superpuesta a otra atrasada. Sería antihistórico no reconocer, que se hizo un esfuerzo gigantesco que permitió ponerle fin a aquello que Rómulo Gallegos llamaba la contraposición de barbarie versus civilización. El Pacto de Punto Fijo permitió iniciar la nueva experiencia democrática.
Se redujo a los militares a los cuarteles, creídos que eran los únicos que podían gobernar a Venezuela. Se puso término a una lucha armada a imitación de la Cuba castrista. Se abrieron relaciones internacionales con casi todos los países del mundo; el pluralismo permitió que partidos y grupos de presión opinaran a la hora de tomar grandes decisiones respecto al exterior. El personal de la industria petrolera era envidiado por otros países productores de hidrocarburos. Las becas Gran Mariscal de Ayacucho fueron estupendo experimento para darle al país técnicos avanzados. La red vial, la creación de VIASA y de la Venezolana de Navegación fueron  orgullo nacional. Se sustituyó al caudillo del siglo XIX por la libre discusión de las ideas y aunque no se logró por completo, del rechazo a ese tipo de liderazgo nacieron nuevos partidos, con alternabilidad del poder y respeto al triunfo electoral del adversario.
La democracia es un bien inestimable. Garantía de pluralismo, libertad de expresión, respeto al adversario y a los derechos humanos, progreso económico e independencia de los poderes públicos. Las provincias deben administrar buena parte de los recursos que producen. Todo esto se perdió y cuánto costará recuperarlo. Los demonios del militarismo resucitaron y volvieron a Venezuela un desastre.

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