El derretimiento de los grandes glaciares del oeste antártico — que haría subir notoriamente el nivel de los océanos — se acelera con el calentamiento global y su desaparición parece a la postre inevitable, revela un estudio publicado el lunes.
Los autores de estos trabajos estudiaron sobre todo el glaciar Thwaites, uno de los seis principales de la Antártida occidental, considerado esencial para el resto de las masas de hielo flotantes.
Los científicos elaboraron mapas topográficos detallados y usaron un modelo informático que muestra que el derretimiento de este glaciar en el océano ya empezó.
De esa forma, el glaciar Thwaites probablemente va a desaparecer en unos siglos, lo que provocará el aumento del nivel de los océanos en cerca de 60 centímetros, prevén los autores de estos trabajos publicados en la revista estadounidense Science.
«Hay muchas hipótesis sobre la estabilidad de estas placas de hielo marinas y muchos científicos sospechaban un aceleramiento de su derretimiento», señala Ian Joughin, un glaciólogo en el laboratorio de física aplicada de Washington, uno de los principales autores de estos trabajos.
«Este estudio brinda estimaciones sobre las tasas con las cuales el glaciar desaparece en el océano», añade. «Las simulaciones en nuestro modelo informático parecen indicar una aceleración en el futuro sin ningún mecanismo de estabilización próximo», explica el experto.
Según este modelo, el derrumbe del glaciar Thwaites podría darse como muy temprano dentro de 200 años y como mucho en más de mil años, según la velocidad del calentamiento global. Pero el escenario más probable se ubica entre 200 y 500 años, precisó Ian Joughin.
«Todas nuestras simulaciones muestran que el derretimiento del glaciar hará subir el nivel del océano menos de un milímetro por año durante 200 años, antes de empezar a derrumbarse y desaparecer», añade.
En algunos lugares, el glaciar de Thwaites pierde varios metros de altura por año.
La topografía del glaciar fue realizada en el marco del programa «IceBridge» de la Nasa que busca, mediante observaciones aéreas y de satélite, medir el espesor del hielo y determinar el derretimiento de la superficie.