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@UrdanetaAguirre
Venezuela se hunde aceleradamente en el lodo de la violencia. Hasta hace un año, aproximadamente, más se manifestaba, por supuesto, con preocupante incidencia, al sumar el número de asesinatos que contabilizaba el crimen todas las semanas. La cifra de homicidios, que enlutaba en desbordada proporción a las familias más pobres del país, rebasó las veinte mil víctimas cada año.
La espiral de la violencia, como llamas en ascenso continuo, ha escalado categoría de hoguera. Y lo lamentable es que quienes más han sufrido y sufren las consecuencias de tal incendio, son los jóvenes de todas las edades, todos los grupos sociales y todas las condiciones económicas.
Lo que he dicho es algo que nadie desconoce a estas alturas. Pero como somos olvidadizos de nacimiento, lo que sí es indispensable, diríamos que por profilaxis patriótica, es refrescar, en la memoria nacional, las causas que originaron las consecuencias que en la actualidad sufrimos. Y que nadie venga con el disco rayado de la “IV República”. Este período quedó bastante lejos después de quince años de “revolución” impuesta a juro, a fuerza de petróleo, miedo, mentiras y represión.
La violencia de hoy es la cosecha de lo que fue sembrado ayer. Desde 1999 se inició en el país una bien planificada siembra de odio. La simiente “floreció” rápidamente, porque todos los días recibió, como fertilizante escogido al efecto, el polarizador e incendiario discurso presidencial. Este discurso ha generado más violencia en el último año. Tanto, que el gobierno “revolucionario”, en uno de sus frecuentes excesos de manipulación, y como otra vulgar burla más al pueblo, ha creado un “Consejo de Derechos Humanos”. ¿Y saben quiénes lo encabezan? Sosténganse duro: los únicos que son, por acción o por omisión, los indiciados por violación de los derechos humanos. ¡Sólo un provocador de oficio, afectado de cinismo crónico, comete la herejía de burlarse así de la Nación!