LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

La creencia del heredero  del comandante Chávez de que  posee la solución de todos los problemas del país, del continente y del mundo, inclina cada día más a controlar las actividades fundamentales de la sociedad, especialmente aquellas que todavía escaparon al manejo discrecional de extinto Presidente. De allí las amenazas a la autonomía universitaria por parte del ministro de Educación Superior de reformar la vigente Ley de Universidades para tratar de imponer la voluntad autoritaria del gobierno y su fracasado socialismo del siglo XXI
Aunque los más grave han sido las agresiones físicas a autoridades y estudiantes, la conciencia crítica del personal universitario ha hecho frente a toda tendencia a imponer un pensamiento único,  y resistirá cualquier subterfugio o maniobra política, incluso la agresión de los paramilitares, propiciados por las altas esferas gubernamentales para eliminar la pluralidad de ideas y la  libertad para exponerlas en el aula y en el recinto universitario.
La política de no concederle autonomía a las universidades experimentales, que por su desarrollo institucional la han venido solicitando desde antes de que el difunto presidente Chávez asumiera el poder, demuestra la convicción gubernamental de que todo el poder debe residir en la rama Ejecutiva, más concretamente en las manos del Jefe del Estado.
Y como se trata de una política de pensamiento único, mientras  no se produzca un cambio de gobierno, las universidades autónomas serán uno de los blancos hacia los cuales disparará, sin contemplaciones, el militarismo gubernamental, que es el mecanismo expedito para tratar de someterlas, porque habrá resistencia democrática.
La suspensión de las elecciones estudiantiles y profesorales  por parte de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, es otro indicador de la política oficial orientada al control de las universidades autónomas, para convertirlas en recintos donde sólo circule la supuesta verdad de una revolución del socialismo del siglo XXI. Y también es una clara demostración de la utilización de algunos jueces para impedir el triunfo de la oposición, pues, en todas las universidades autónomas han sido  derrotados  los candidatos del oficialismo.
La represión policial y militar no ha amedrentado a estudiantes ni a profesores, por lo contrario la resistencia al militarismo se ha extendido hasta a algunos liceos.
Más de 60 denuncias de violaciones a la autonomía universitaria, presentadas a las autoridades gubernamentales por la rectora de la Universidad Central de Venezuela, a nombre del equipo rectoral, con graves daños al personal y al Patrimonio Cultural de la Humanidad, no han tenido respuesta alguna por parte de  la Fiscalía General de República. Y todo ello porque los autores son grupos paramilitares que actúan por orden o con anuencia de Poder Ejecutivo, por la forma impune con que agreden y se retiran protegidos por sus armas largas y la complicidad de la policía Nacional Bolivariana o de la Guardia Nacional también denominada Bolivariana.
El llamado socialismo del Siglo XXI ha devenido en un régimen de represores, torturadores y violadores de los Derechos  Humanos. Y como son los estudiantes universitarios los que tomaron las calles para protestar contra la inseguridad, el desabastecimiento y desempleo, e incorporaron a importantes sectores de la sociedad civil, los esbirros se han ensañado contra los jóvenes en general y contra las universidades autónomas en particular. Y como los estudiantes no ven futuro si permanece en el poder una camarilla militar civil, cada día demuestran que luchan con clara conciencia por un cambio de gobierno. En esa lucha se  les va la vida, como a los 41 jóvenes asesinados por los aparatos represivos del régimen. Según su principales líderes, no hay marcha atrás, van por un cambio pacífico y constitucional.