Luce un tanto ilógico que el régimen cubano – cuyo fracasado modelo los obliga a limosnas externas – busque «auto-suicidarse» «inoculando» a su gallina de los huevos de oro con el mismísimo cáncer que les tiene comiendo tierra hace décadas.
Salvo un reducido grupo de ancianos perdido en brumas de demencia senil, todo el mundo en Cuba sufre en carne propia el total fracaso del modelo comunista y sorprendería que cualquier cubano racional quiera exportar a Venezuela el mismo fiasco.
El occiso -a falta de ideas originales- alimentó su megalómano narcisismo con castillos hechos de arena ideológica vencida. Al comienzo importó ideas del nazi argentino Norberto Ceresole, y luego se aferró a un modelo cubano donde lo que más le habrá fascinado sería la posibilidad de mandar hasta la muerte.
Los Castro alimentaron la paranoia y los delirios de grandeza; y ahora – para sobrevivir un poco más- aportan materia gris y anticuados métodos represivos para apuntalar al quilombo de primitivos delincuentes y desequilibrados mentales que agitan un taparrabos rojo como tapadera para una miserable «cacocracia».
Durante el reciente debate entre actores políticos apenas se mencionó el tema cubano. Pero menos se mencionó un elemento bastante más grave: La narco-complicidad que hace su agosto, camuflada entre trapos rojos y verde olivos.
No se habló de ella pero allí estaba, muy sentadita a la mesa, en medio de la delegación oficial: Tan disimulada como el también discreto sector castrense, con el teniente y hoy capitán Cabello por único representante.
El principal blanco de los tiros viene siendo Nicolás Maduro – que todo lo tiene que consultar – mientras por detrás se vislumbran las sombras del caso panameño: Allá, un carismático Torrijos dio paso al bestial Noriega sin que ninguno de los dos ocupase una Presidencia por donde desfilaron nada menos que nueve grises títeres civiles.
Hoy los políticos se culpan mutuamente de la violencia que azota a Venezuela y pocos parecen percibir un posible tercero en discordia: Un elemento que se caracteriza por medios bastante alejados de la usualmente torpe represión castrense.
Son las mafias que saben que a río revuelto ganancia de pescadores, cuya violencia se manifiesta con sevicia, con tiros a la cabeza, encapuchados incendiarios, agentes provocadores, retaliación sádica, desaparecidos y «ajusticiamientos» misteriosos.
Es curioso que el actual ciclo de violencia arrancó el 12 Febrero con un tirito al gobierno y otro a la oposición. Cuidado que no estemos en medio de un complejo juego de la gallinita ciega.
Jugando a la gallinita ciega
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