Para recordar: “Mis estatutos guardarás… Yo Jehová.” (Levítico 19:19)
Es necesario, ante los hechos de injusticia que se viven a diario, tanto en nuestro país, como en el mundo, la Ley (los Diez Mandamientos) y la justicia tengan que ir de la mano.
En tal sentido, ninguna ley orgánica, reglamento, o algún decreto, pueden estar por encima de alguna Constitución; a su vez, ninguna Constitución, de Venezuela o del mundo, deben estar por encima de la Ley de Dios, que es a saber: Los Diez Mandamientos.
Opinamos: Si en un país, la sociedad en general, en una familia, pusiéramos en práctica este Decálogo, posiblemente el mundo fuera otro.
El Pentateuco, conjunto de cinco libros (Génesis, Éxodo, Levítico, Número y Deuteronomio), escritos por Moisés, en varios de ellos, se registran estas “Diez Palabras”; las que fueron anotadas con el dedo de Dios, como lo relata Éxodo 20.
Nuestros lectores, pueden constatar que estos Mandamientos no son los mismos, que algunas instituciones religiosas les enseñan a sus feligreses, donde le manifiestan que “han caducado” o que “quedaron clavados en la cruz”; violando, aún, lo que dijo Jesús: “no he venido a derogar la Ley, sino a cumplir” (ver Mateo 5:17,18; ó capítulo 19:16-22).
Dios para evitar tergiversación de sus palabras y de los Diez Mandamientos, los firma y los blinda para bien de la humanidad, cuando dice: “Yo Jehová”.
Observemos como sella, marca o señala Dios lo que dice en Levítico 19: “No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. 12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová”.
“13 No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana. 14 No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová”.
“15 No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo. 16 No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová”.
“17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. 18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová”.
“19 Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas…”.
“30 Mis sábados guardaréis… Yo Jehová”.
El epílogo del capítulo (19) es excelente, cuando dice: “Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová” (Levítico19:37).
Es cierto que existen numerosas religiones y las respetamos, pero cuando en la Biblia o la Santa Escritura dice: “Yo Jehová”, no estamos hablando en nombre de ninguna religión en particular, sino enalteciendo quien lo firma: Dios; la Santísima Trinidad.
Este capítulo y la Biblia orienta la conducta humana, y por la situación que atraviesa nuestro país, la poca eficacia de la justicia y el desconocimientos de los derechos, nos obliga repetir: Si pusiéramos en práctica estos pedidos de amor resumidos en la Ley de Dios (Isaías 42:21; Romanos 13:10), el mundo fuera otro.
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