Erika de la Vega es parte de la cultura pop de Venezuela, su voz es coro del entretenimiento nacional y su humor relajado le suma puntos a su arrolladora personalidad. En esta edición, conversó con la revista Gala para desentrañar lo que la impulsa, su faceta como madre y el nuevo proyecto: “El Show de Erika: Casi late night”
Erika de la Vega no necesita presentación, es célebre sin ostentarlo. Es, también, parte de la cultura venezolana. Desde su temporada en el popular programa de televisión “Ni Tan Tarde”, que conducía con el también presentador Luis Chataing, su carrera ha ido mezclándose con todas sus destrezas.
Así, la incursión en la radio, la conducción de “Latin American Idol”, convertirse en la voz e imagen del canal de televisión AXN, la voz del personaje Dolly en la película Toy Story 3, el regreso a la pantalla chica venezolana con “Erika Tipo 11” y su más reciente estreno en la cadena latinoamericana Telemundo Internacional, “El Show de Erika: Casi late night”, son el resultado que ha forjado con una combinación de profesionalismo, carisma y naturalidad abismal.
En esta edición la idea fue desentrañar las sensaciones que la mueven, lo que significó tener en brazos por primera vez a Matías, su hijo de cinco años, cómo es la dinámica de trabajo, a quiénes admira y así, se fue revelando el perfil de una mujer multifacética. Fuimos descubriendo, además, que hablar de Erika de la Vega es hacer eco de la mujer venezolana. La mamá, la presentadora, la locutora, la trabajadora, la esposa y la amiga.
“Tener en brazos a Matías por primera vez fue un reencuentro. Fue un momento que duró nueve meses, hasta que por fin lo hice realidad. Sentí que ya nos habíamos conocido… Él ahora está un poco más grande, decide cuando se porta bien o mal. Lo más difícil es sacarlo de una piñata o un parque. La peor frase que puede escuchar hoy en día es `Vámonos para la casa Matías´”, afirma Erika, quien asegura ser una mujer callada en su tiempo libre… “Rara, ¿no?” comenta, “Pero creo que hablo tanto en el trabajo que para mí el descanso tiene que ver un poco más con el silencio”.
Después de una breve pausa, su jocosidad vuelve a adueñarse de las pantallas de miles de televisores en Latinoamérica. El mes pasado se estrenó “El Show de Erika: Casi late night”, cuyo formato es similar a “Erika Tipo 11”, programa que condujo durante dos temporadas en una cadena televisiva nacional. “El concepto está inspirado en mi antiguo show. Mi equipo y yo adaptamos el contenido para los requerimientos de Telemundo Internacional para su primera producción”.
Erika Tipo “breves”
¿Qué sientes cuando haces radio?
Adrenalina.
¿Qué sientes cuando eres presentadora?
Si es un programa en vivo antes de salir siento como si hubiera corrido diez cuadras sin parar y sin haber tomado agua (Risas)… Al cabo de un par de minutos al aire, se me va pasando. Si es grabado trato de concentrarme para no perder el hilo.
¿Cuál es el sentimiento que percibes cuando eres quien hace las preguntas?
Siento que tengo el control.
¿Cuál es la diferencia entre cada una de ellas?
La radio es pura mente, en la TV tienes que meter la barriga.
¿Quién consideras que ha sido tu mentor?
Yo creo que cada uno de los proyectos en los que he participado me ha hecho crecer, me he topado con compañeros, productores, asistentes, escritores y amigos que me han enseñado lo que hoy pongo en práctica.
Volviste a la televisión después de un par de años alejada de las cámaras, ¿Cómo fue ese primer show de Erika Tipo 11?
Para mí fue el comienzo de una nueva etapa en TV. En Erika Tipo 11, aprendí “ajuro”, me estrené como productora ejecutiva y la verdad no tenía mucha idea en lo que me estaba metiendo. Pero pudimos conformar un equipo, crear un concepto con la práctica diaria, mejorar con las críticas y lo más importante fue que aprendimos a disfrutarlo mientras lo hacíamos.
Sabemos que hacer radio tiene un encanto particular, ¿Cómo describes la magia que produce en ti?
Para mí la radio es el motor de todos mis proyectos, es el pilar y la base de todos. Es un medio que te mantiene actualizada, que pide reinventarte a diario. La radio no te permite ponerte cómoda, siempre te reta a dar más que ayer y la verdad eso me apasiona. Son demasiados años en esto, para mí es un estilo de vida.
¿Cómo es un día completo de trabajo?
Es complicado porque no solo es el día de trabajo, si no, mi día de trabajo como mamá. Copperfield se queda chiquito con la magia que hace uno para llegar a tiempo a todo.
¿Qué descubriste que puedes hacer sólo por el hecho de haberte convertido en madre?
Descubrí que puedo utilizar las tijeras peor que un niño de cinco años.
¿Qué te ha sorprendido de Matías?
Matías me dice que soy la mejor mamá del mundo cuando le corto las uñitas. Tan fácil que es ser la mejor, nada que ver con todo lo que uno se esfuerza, para ser una mamá medianamente aceptable.
¿Alguna anécdota de tu maternidad que quieras compartir con la Revista Gala?
La primera vez que fui al pediatra Matías tenía cuatro días de nacido algo así. Del sueño y el cansancio que tenía, preparé la pañalera apurada, mi esposo agarró a Matías y nos fuimos. Al llegar al consultorio me di cuenta que había metido en la pañalera una linterna y una vela grande con aroma a vainilla, cero pañales. De ahí para adelante imagínate cualquier cosa.
Atravesamos tiempos difíciles, ¿Cuál es tu mensaje para la Venezuela de hoy?
No podemos seguir dividiéndonos por bandos, los venezolanos nos debemos reconocer, no podemos seguirle el juego a quienes insisten en lograrlo. También debemos hacer un gran esfuerzo por respetar al que piensa diferente.