Del Guaire al Turbio – Quousque tandem, Catilina…?

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Que me perdone San Pío V, cuya fiesta es hoy, porque escribí este artículo pensando que lo hacía para el 23 de abril, fiesta de San Jorge y me equivoqué por una semana. No lo quiero perder y como ellos son santos y se entienden, sabrán disculpara a esta confundida pecadora.
Raffaello Sanzio, Rafael de Urbino o simple y gloriosamente Rafael (1483-  1520), uno de los más grandes pintores del Renacimiento italiano, si vivió tan poco tiempo, 37 años, dejó una vasta obra. Varios de sus cuadros  enriquecen las estancias del Vaticano, más los que están en iglesias y museos del mundo. Me quiero referir especialmente a uno en París, en el Museo del Louvre: “San Jorge y el dragón”. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que el 23 de abril es la fiesta de este santo mártir, patrón de Inglaterra y de las ciudades de Génova y Ferrara.
El fondo del cuadro  es un escueto paisaje en tonos de verde oliva. En primer plano San Jorge revestido de armadura acerada, sobre un brioso caballo blanco y blandiendo la espada. El caballo tiene las patas delanteras en alto, se apoya en las traseras y, junto a éstas, el monstruo horrible,  todo oscuro pero también con tonos de oliva y de acero, se retuerce enfurecido. Muy atrás, la pequeña figura de una joven que corre en huida. Esta es la leyenda del caballero luchando contra el dragón para salvar a la princesa. Floreció en la Edad Media, pero el culto por San Jorge, que vivió entre los siglos III y IV, fue aprobado antes por el papa Gelasio en 949 y cobró vida sobre todo en Inglaterra en el siglo VII con las Cruzadas.
Según mi fuente, el nombre de Jorge es de origen latino, significa campesino y es un evidente contraste con el santo que lo lleva, patrono de caballeros, militares, fabricantes de armas y hasta caballos. Y aquí llego, con muchas vueltas, al tema de mi artículo: militares. De éstos en el mundo,  sobre todo en Venezuela y en Iberoamérica, estamos hasta la coronilla. Cabe plantearse si debemos invocar a San Jorge, no para protegerlos, sino por el contrario, para librarnos de ellos. Un patronazgo al revés. Podría él, sobre su brioso caballo y sus arrestos guerreros, batirlos en retirada para que nos dejen paz.
¿Estamos de acuerdo? Si queremos salir del civil incapaz que hoy está ilegítimamente a la cabeza del país, con más razón debemos rechazar la posibilidad de mando de los armados que mercenariamente lo sustentan, por otra parte, seguramente muy dispuestos a traicionarlo en cualquier momento para encaramarse ellos. ¡Y eso sí que no! “Quousque tandem, Catilina, abutere patientia nostra?”
San Pío V, instando a rezar el santo rosario al mundo católico, logró el
triunfo de la cristiandad contra los turcos en la batalla de Lepanto el 7 de octubre de 1571. ¿No está viviendo Venezuela otra Lepanto? Que el santo papa, legítimo dueño de la fiesta de hoy, nos ayude también a vencer al dragón.

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