Normalmente se dice que a partir del 12 de febrero se inició una escalada de protestas a nivel nacional, que aunque hoy han disminuido su presencia en número de lugares y personas no por ello pueden ser subestimadas.
En realidad las guarimbas, en todas sus manifestaciones: económicas, políticas y en todas sus escalas: locales, a nivel nacional e internacional, se iniciaron poco tiempo después del triunfo del presidente Chávez en 1998, cuando los sectores de la clase media y burguesía nacional que le brindaron su apoyo electoral, creyéndolo un militar que iría a “poner orden al país” y evitar los “peligros de una sublevación popular”, se dieron cuenta que este líder no representaría sus intereses y por el contrario daría inicio a un gobierno de carácter nacionalista y popular.
Este rechazo se agudiza con la aprobación de las leyes habilitantes en el 2001, lo que llevaría al golpe de estado de abril del 2002 y fracasado este primer intento al paro económico petrolero del 2002-2003. Desde entonces éste gobierno revolucionario no ha tenido descanso, ni han cesados las presiones, hostigamientos, saboteos. Todo esto irá tomando un auge con la enfermedad y muerte del Comandante Chávez y el llamado a elecciones.
La oposición dio por hecho que al no estar el presidente Chávez el triunfo estaría garantizado. Pues no fue así, a pesar del dolor, de las difíciles circunstancias el 14 de abril triunfa el presidente Maduro con más de 230.000 votos de ventaja, lo que en cualquier país del mundo es una razonable ventaja, desde ese momento algunos sectores de la oposición no han aceptado y aun no aceptan el triunfo del presidente. Insolentemente mucho lo llaman por su nombre y no como presidente, lo cual para un hombre de extractos populares no es ninguna ofensa. Ya desde que Chávez lo había nombrado su vicepresidente y desde el 8 de diciembre del 2012, cuando lo propone como su posible sucesor, comenzó una férrea batalla en contra de su persona, pero para su suerte ya el presidente Chávez lo había nombrado como “hijo del pueblo”, “el autobusero” y primer presidente chavista.
Desde abril del 2013la oposición asumió las elecciones municipales de diciembre como un plebiscito y nuevamente se daba por seguro que el gobierno sería ampliamente derrotado y que a principios del 2014 la oposición tendría todas las fuerzas para solicitar la salida del gobierno a través de una constituyente o apelando al artículo 350 de la Constitución. Pero todos los planes de la oposición fracasaron, se equivocaron en un pequeñito detalle: el gobierno tiene la mayoría y ellos son aún “más minoría”.
A finales del 2013 el gobierno tuvo que arreciar una política de enfrentamientos a la corrupción, al acaparamiento y especulación, lo que se llamó la Guerra Económica. En efecto fue demostrado a nivel nacional como las grandes cadenas de comercio no solamente acaparaban los productos sino que los vendían con sobre precios de hasta el 3.000 % en algunos casos. Muchos vieron en esta política del gobierno solo una estrategia electoral, pero lo cierto que fue positiva y demostró el acaparamiento y la especulación. No hay la menor duda de que buena parte de estos procesos se deben a la poca producción nacional, a la corrupción, a la ineficiencia administrativa y la débil política económica, eso no se puede negar, como tampoco se puede negar el acaparamiento y la especulación. Continuará…
Pensar – ¿Protestas, guarimbas o terrorismos? (1)
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