La marca de Vanessa se traduce en libertad plena. También refleja esa sensación de vestirse con aires desenfadados, frescura y originalidad. La firma, así como su creadora, es una estampa fiel de la declaración de estilo que se hace al valerse de criterios propios al momento de vestir
Para introducirles al universo de Vanessa Boulton habría que imaginar un día de picnic, muchas plantas y animalitos por doquier. Porque más que frescura su marca está cargada de referencias de la naturaleza y ese gancho indiscutible que tiene la presentación y perfecto acabado de sus productos.
Tiene 11 colecciones. Todas coloridas y vanguardistas, la verdad es que si se trata de conseguir un accesorio realmente innovador y que además se ajuste al jugueteo preliminar al momento de armar los looks diarios, es preciso echar un vistazo (si es que no lo han hecho parte de su rutina ya) al trabajo de la ilustradora caraqueña, quien se declara “desordenadísima pero muy dedicada”, al tiempo que afirma ser acuario de casta, por lo tanto, no es de extrañar el poder de innovación que posee.
“Todo comenzó como un hobbie entre mi mamá y yo, en el que cosíamos carteras a mano con diferentes retazos de tela. Hemos cultivado una gran amistad con la dueña de la primera tienda donde vendimos formalmente, Olga López, quien es la referencia en cuanto a curaduría de diseño independiente venezolano se refiere. Simultáneamente tuvimos la suerte de formar parte de la movida del Mercado de Diseño de Caracas, en donde se reunían jóvenes propuestas de diseño y música en un ambiente sin igual. Gracias a esos dos impulsos fue que comenzamos formalmente como marca” agrega.
Aunque su nombre ya es un referente en la industria venezolana de la moda, ella suele resaltar que su propuesta se trata un poco más de “arte utilitario” que de moda per se. La unicidad de concepto, es lo que quiere destacar con cada colección ya que definitivamente no quiere parecerse a nada. “Somos una marca atemporal que produce carteras y accesorios para la mujer segura de su estilo personal y con sentido del humor”.
Además de la solidez del concepto, manufactura y popularidad entre sus clientes tanto de Venezuela como de Panamá, Colombia y Puerto Rico, donde se ha expandido la oferta, los creativos de Coca-Cola Light la incluyeron en el reciente homenaje al diseño venezolano con su icónica campaña de latas intervenidas.
Espontaneidad en demasía
¿Cómo es el carácter de tus clientes?
Son mujeres súper desenvueltas que les gusta resaltar y conocen bien sus gustos. Generalmente buscan carteras que si bien les resuelven el día a día, también reflejen una personalidad cálida y animada además de una preferencia por el diseño alternativo.
¿Por qué diseñar accesorios?
Por lo divertido que es el juego de armar un atuendo. Las carteras hacen o deshacen al look perfecto. Además, el juego de lo funcional con lo estético se me hace muy interesante.
¿En qué te inspiras para crear estampados, diseños y modelos?
Primero decido que colores tengo entre ceja y ceja. Después de ahí cada colección va saliendo a partir de mucho bocetar y poco a poco van agarrando forma. Es un proceso muy orgánico y espontaneo, no tengo fórmula.
¿Cómo fue la experiencia de participar en el diseño de la edición limitada de latas de Coca Cola Light dedicada al diseño nacional?
¡Eso fue una maravilla! Gocé demasiado todo el proceso, aún no me creo la suerte que tuvimos con ese proyecto, disfrute cada instante… Yo estoy realizada con la experiencia.
¿Qué implico ese proyecto?
Un nivel de exposición increíble para la marca, además el grandísimo honor de guardar una lata para el recuerdo (¡y el currículo!). Conocí a un montón de gente interesante tanto en el mundo de la moda como en el audiovisual. Cada oportunidad para hacer networking con gente talentosa es muy valiosa.
¿Qué nos puedes contar acerca de la expansión de la marca?
Pues solo con trabajo de hormiguita es que podremos seguir creciendo. Como escuche recientemente sobre el emprendimiento en Venezuela, ¡“contra viento y marea”!
Con respecto al tema de constituir una marca sólida en el país ¿Hay alguna anécdota que quieras compartir con la revista Gala?
Hemos pasado cualquier cantidad de situaciones disparatadas. El otro día compre un rollo de tela para forro en Catia. Hice mi cola, pague y me fui. Pasaron como 4 días antes de que me diera cuenta de que había dejado la tela en la tienda! Juré no ir sola mas nunca, un día se me va a quedar la cabeza en una esquina. (Risas)
¿Podrías darnos un consejo para los lectores emprendedores que quieran empezar su propio negocio?
Que vayan a trabajar todos los días, el hecho de que sean trabajadores independientes solo significa que tienen más que demostrarse a sí mismos, así que, ¡nada de echar carro! Muchas veces les va a provocar salir corriendo y dejarlo todo, pero no se rindan que el camino es largo y lleno de trabas pero muy satisfactorio. Nada como llegar cansado a casa al final del día y decir “hoy hice lo que más me gusta hacer”.