“Bueno, vale, ésta es una revolución y no nos podemos parar en leguleyismos pendejos”. Así, con impaciencia, me respondió un camarada de mis tiempos en el MIR, hoy madurista, ante la observación que le formulara por las permanentes y abiertas violaciones del “gobierno” a la Constitución. Luego, la Constitución es para ellos un “leguleyismo pendejo”. Para colmo, lo de “ser una revolución” es un decir – o más bien una farsa – como ya sabemos. Uno deduce, entonces, que por esa razón Maduro cada vez que va a perpetrar una nueva violación a la Constitución se adelanta y acusa a la Alternativa Democrática de ser la que la viola o intenta hacer creer que es él quien la defiende. Viejo truco de factura cubana: acuso a los demás de mis propios delitos.
Por razones ampliamente conocidas, EL IMPULSO no dispone de papel suficiente para que este columnista pueda resumir cada uno de los artículos constitucionales burlados con descaro por el “gobierno”. En la vida real, aunque repitan cansonamente “dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada”, la volvieron una piltrafa. En ninguna parte de la Constitución dice que “El Plan de la Patria” debe ser convertido en ley de obligatorio acatamiento por las demás corrientes políticas del país y para todos los ciudadanos. Todo lo contrario, la Constitución realza y privilegia el pluralismo. También prohíbe la Constitución usar bienes y dineros públicos para una parcialidad política, pero el PSUV considera y usa al Estado, sus instituciones, recursos, como si fueran propios. Los usan con todo desparpajo. Maduro hace campaña en favor de sus candidatos y denigra de sus adversarios mientras ejerce la presidencia y, para colmo, “en cadena”.
Dice la Constitución que la Fuerza Armada “no estará al servicio de parcialidad política alguna”, pero la “revolución” dice que la FANB “es del PSUV, comunista-castrista…” porque a ellos “les da la gana”. La Constitución dice que los Poderes Públicos municipales, estadales y nacionales “colaborarán” entre sí, pero Maduro amenaza, destituye y hasta encarcela alcaldes democráticos y dice que le deben sujeción al él porque si no “violan la Constitución”. ¡Quién la viola es él! El texto de la Constitución habla de “colaboración”. Y ello es recíproco.
La Constitución establece la Alcaldía Metropolitana de Caracas, pero ellos le arrebataron “a lo Juan Charrasqueado” casi todas sus competencias y casi todo el presupuesto, desconociendo la voluntad soberana del pueblo que eligió a Ledezma. Y crearon un mamotreto inconstitucional “de gobierno caraqueño” “a dedo”. Han hecho lo mismo al inventar gobiernos paralelos en Miranda y Lara, y lo hacen en todas partes como premios de consolación a sus candidatos perdedores. ¿Qué queda de la Constitución que Maduro y el Psuv no hayan violado? La Carta Magna establece taxativamente que “el mantenimiento y administración de las carreteras, puentes, puertos, aeropuertos” es competencia de las gobernaciones. A ellos les dio la gana de violar esa norma y quitarle todo a la provincia, sólo porque en aquel momento en muchas gobernaciones el pueblo votó por demócratas. ¿Quién viola la Constitución?