En la madrugada de este viernes, fue ultimado Ángel Rafael Díaz Castillo, de 30 años de edad, mientras se desplazaba en su silla de ruedas entre las comunidades Luz de Dios y Fidel Castro, en el sector La Carucieña, al oeste de la ciudad.
El hombre, quien era minusválido, fue asesinado tras recibir no menos de 6 impactos de balas, en una de las calles que componen dicha comunidad.
En plena vía pública se halló el rastro de sangre, además de varios casquillos de 9 milímetros que podrían provenir de las armas que acabaron con la vida de la víctima.
Una vez atacado en dicho sector, el occiso fue llevado en su extensión hacia los terrenos que componen el cono de seguridad del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara, donde, aparentemente, fue levantado y lanzado boca arriba, y finalmente lo dejaron hasta que, en horas de la mañana, los vecinos lo encontraron y advirtieron a funcionarios de la Policía del estado Lara quienes se encargaron de resguardar la escena.
Se conoció que a Díaz le conocían como El Caracas, y fue reconocido por un primo que arribó al sitio. Comentó que era el menor de los hijos y padre de tres niños. Aparentemente vivía en algún rancho del lugar. Al momento de ser hallado, Díaz vestía una franela color azul marino, bermudas color blanco con rayas azules y marrones, y estaba descalzo. Las heridas que le causaron la muerte fueron disparos en el oído derecho con salida del lado izquierdo, uno en la parte posterior del cráneo, un disparo en la clavícula izquierda, otro en el intercostal izquierdo y uno en la pierna del mismo lugar.
En horas de la mañana, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas llegaron al sitio, hicieron las experticias y recogieron los restos mortales de Díaz. Los investigadores presumen que se trate de una venganza, posiblemente por hechos relacionados con drogas o robos.
Azote de barrio
Se conoció que el sujeto era conocido en el sector por su mala conducta y, su condición de minusvalía se produjo cuando, hace un año, tuvo una riña con otro delincuente quien entró a su casa y le disparó en varias oportunidades, dejándolo postrado a una silla.
En 2006, Díaz Castillo tuvo su primer encuentro con la justicia cuando se le acusó por porte ilícito de arma de fuego y fue sentenciado a un año y seis meses de prisión.
Además, en 2012, fue arrestado por el mismo delito después de haber robado a una unidad de transporte público y estar asociado con otro delincuente para cometer el acto. Por este delito, la justicia eligió la cárcel de Tocuyito como lugar de reclusión mientras se le celebraba su juicio, lugar al cual nunca acudió ya que permaneció en la Comandancia General de la Policía del estado Lara. Sin embargo, en agosto de ese año obtuvo una medida sustitutiva de privación de libertad para su domicilio después de que el Ministerio Público no presentara una medida conclusiva sobre su caso.