El sistema político venezolano es un «anacronismo patético» que sigue modelos fracasados que hoy sólo persisten en Cuba y Corea del Norte, expresó el premio Nobel de Literatura presente en Venezuela, Mario Vargas Llosa.
Al ser invitado al Foro América Latina: La Libertad es el futuro, organizado por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice) para conmemorar su 30° aniversario, el escritor peruano lamentó que hoy Venezuela no se rige por principios democráticos, pero cree que la esperanza está en la resistencia.
«Lo que quiere hacer (el gobierno de) Venezuela está representado por dos países que son dos anacronismos patéticos, como Cuba y Corea del Norte. Hay una especie de desconocimiento, ignorancia de lo que está ocurriendo en el mundo, de ceguera dogmática, que impide sacar las lecciones más elementales», manifestó.
Por eso considera que el sistema político establecido en el Plan de la Patria «está condenado al fracaso», según lo confirmaron quienes ya lo han ensayado.
«¿Por qué China se convirtió en un país capitalista?, ¿Por qué la Unión Soviética colapsó sin que nadie dispara un solo tiro? Porque el socialismo es un sistema que simplemente no funciona», recalcó.
Al frente del cambio que considera está comenzando a despertar en la tierra de Bolívar, estarían los estudiantes, quienes han empezado un movimiento que, «apoyado creo que por una mayoría de la sociedad venezolana, augura una democratización de Venezuela que pienso también tendrá sus efectos benéficos en el campo económico».
También dedicó palabras de respeto a los líderes opositores María Corina Machado, cuya destitución calificó como un «homenaje directo que le tiende el gobierno por su coraje, inteligencia su lucidez política», y a Leopoldo López.
«Gentes como ellos son las figuras que encarnan lo mejor que tiene Venezuela y se han ganado el respeto y la admiración del mundo entero», dijo.
Concesiones necesarias
Por otro lado, el premiado pensador latinoamericano fiel seguidor de la doctrina liberalista, abordó otros temas del acontecer venezolano, como las reformas al currículum educativo con trasfondo ideológico.
«Yo tengo la esperanza de que en Venezuela no dejen que prospere, porque es una manera de crear una sociedad sumisa y sin reflejos críticos frente al poder, que sólo persigue destruir las raíces mismas de la libertad», dijo.
Por cierto, restó importancia a las divergencias que han evidenciado los distintos frentes del espectro opositor. «Hay quienes mantienen viva la llama de la resistencia, y hay quienes dialogan si se los invita a dialogar; creo que son actitudes perfectamente complementarias y que no significan una ruptura de las fuerzas de oposición», comentó.
Consideró que la efectividad del diálogo que se desarrolla actualmente entre gobierno y oposición depende de las concesiones que el primero este dispuesto a hacer, como la liberación de los presos políticos.
«Yo creo que el régimen tiene que darse cuenta que su impopularidad crece y su popularidad decae, de tal manera que si está dispuesto a hacer esas correcciones elementales y básicas, pues en buena hora. Ojalá el diálogo traiga por ejemplo la liberación de todos los presos políticos», comentó.
«No vengo a provocar»
Al ser interrogado sobre la posible respuesta oficial a las críticas que ha venido a formular contra el gobierno de Maduro, el novelista afirmó que sólo lo mueve el cariño que siente por Venezuela.
«Yo no vengo a provocar a nadie, las cosas que digo las digo en Venezuela, en mi país, en España o en donde esté. Vengo a criticar cosas que me parecen equivocadas y creo que están haciendo un enorme daño a un país que yo quiero muchísimo», expesó.
«El primer reconocimiento internacional que yo tuve como escritor me lo dio Venezuela, con el primer Premio Rómulo Gallegos, a quien tuve el gusto de conocer en el año 1966. Me da mucha pena que Venezuela no sea el país más rico de América Latina, que potencialmente podría ser, me da pena que no tenga los niveles de vida de Suiza o Suecia, que es lo que debería tener Venezuela en relación con la gigantesca riqueza que tiene en su subsuelo, y me da mucha pena que un país que tenga esas potencialidades sea uno de los países que hoy se empobrece más rápidamente en el mundo», manifestó Vargas Llosa.
Así mismo, negó el argumento oficial que esgrime tradicionalmente el chavismo frente a las críticas, al victimizarse.
«Esa es la acusación tradicional que hacen los gobiernos que fracasan, nunca aceptan su responsabilidad. No hay ninguna conspiración internacional contra Venezuela, esa es una falsedad absoluta», expresó.
Finalmente, el premio Nobel latinoamericano condenó la actitud de algunos gobiernos de la región que a pesar de vivir en democracia no se solidarizan con «la tragedia venezolana». Sin embargo, cree que no refleja el sentir popular de sus gobernados.
«No quieren arriesgarse. En muchas partes es sólo cobardía, porque la realidad es que el movimiento de resistencia venezolano tiene una gran simpatía popular en toda América Latina, y lo puedo decir porque estoy constantemente moviéndome», señaló.
