Hasta los que no conocemos nada de política como en mi caso, estuvimos recientemente a la expectativa de los sucesos de nuestro país, sobre todo muy atentos al llamado Diálogo de Paz, que está en lo cierto, en el ojo y oído de todo el planeta de lo que sucedió, sucede o sucederá en nuestro país, no por los buenos sucesos que se nos puede ver en positivo, lamentablemente es en negativo que nos están viendo, algo muy triste y preocupante ya que nos admiraban y nos querían, hoy en día nos miran de reojo y como zamuro comiendo alpiste, como si fuéramos militantes de todas las cosas malas que aquí suceden, aunque todavía hay cierta esperanza al ver los dos bandos sentados a la misma mesa, si bien muchos no estamos claros si los resultados de estos Diálogos de Paz, satisfagan a quienes deseamos trabajar, vivir en paz, generar empleo, pagar impuestos, contribuir a combatir la inseguridad, la escasez y la convivencia tan añorada.
En este primer encuentro de tan ansiada reunión para mi poco conocimiento no vi la gran voluntad que debe tener un negociante, no los vi convencido de que negociar no es vencer al contrario, hay que encontrar coincidencias en las discrepancias. Fue una demostración de buenos discursos de gente bien preparada en la política, pero como lo dije antes a mi poco entender pienso que este primer encuentro lo más resaltante fue un pugilato donde lo más visible fue que de parte y parte se enseñaron los dientes, hablaron de mucha paz que es lo que todos deseamos, pero parece que se olvidaron de que por muy fuerte que sea la trifulca siempre el amor es el triunfador para llegar a una buena convivencia, deben dejar por el bien de todos los rencores, el resentimiento y las retóricas que para lo único que sirven es para profundizar los sentimientos encontrados. Llegó el momento de citar y recordar a José Ortega y Gasset : “El fundamento de necesidad como nadie corregimos los errores de nuestros instintos y con el amor los errores de nuestra moral”.
Eso justamente es la máxima aspiración de todos sin excepción. Por la condición e idiosincrasia del venezolano no tengo duda que esa es la aspiración global de todos, pregunto ¿Quién no va a querer vivir en paz, seguros y sin temor? ¿Quién no va a querer que su familia, hijos, nietos y amigos en general vivan en un país decente, seguro, productivo, solvente moralmente y con una economía sólida, con mucho respeto y seguridad integral? Tiene razón Robert de Vries, cuando en una conferencia nos dijo: “Mira vale en este país mientras éramos pobres con proyectos todos éramos felices hoy progresamos y estamos resentidos, vengativos y nos matamos”.
No doctor, que sus proyecciones, con todo respeto, no tengan éxito. Ruego a Dios porque ilumine la mente de todos los actores de estas buenas intenciones y que los buenos deseos por el bien de nuestra patria del Papa Francisco, se incube en la mente del nuncio apostólico Aldo Giordano, que vino en su representación y Dios ponga en su corazón las ideas de la paz en nuestro país.
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