Cristo resucitó. El domingo, Día del Señor, cobró un significado todavía más especial al iniciar el tiempo pascual. De la muerte, a la vida pasó el Salvador como muestra de su infinito poder. La Iglesia católica, celebró en todo el mundo la victoria del Hijo sobre las tinieblas; la resurrección representa la esperanza de los cristianos.
Ayer, los templos de la ciudad estuvieron repletos de fieles, quienes después de meditar piadosamente la Semana Mayor, vivieron el gozo de Jesús resucitado. El Evangelio reseñó cómo la piedra del sepulcro fue removida y el Santo estaba ahora al encuentro de sus discípulos.
El padre Alexander Nieves, párroco de la iglesia San José, ubicada en el centro de Barquisimeto, expresó durante la homilía que los signos como la piedra removida y los lienzos sobre el sepulcro vacío son los signos de la resurrección que se conservan desde ese momento y, por más de 2 mil años, la Iglesia lo recuerda.
No obstante, invitó a los fieles a ser testigos de Jesús, glorioso y resucitado, mediante el testimonio de vida, comunicando al prójimo a través de obras de misericordia que Jesucristo sigue en medio del pueblo: “amando al otro, como lo hizo Jesús. Proclamar con valentía el Reino de Dios, también nos hace testigos de la resurrección del Señor”, sostuvo.
Exhortación que avivó los corazones de los fieles y comulga con la intención que ofreció el Papa Francisco, este domingo de resurrección durante su mensaje pascual en la ciudad de Roma, Italia, a propósito de la crisis política y social de nuestro país: “que las almas se encaminen a la reconciliación y a la concordia fraterna en Venezuela”, dijo su Santidad.
50 días de gozo espiritual
La Iglesia Católica, inicia el tiempo litúrgico de la Pascua, vivido con profundo gozo espiritual. Aleluya, claman los cristianos para dar culto a Dios y celebrar sus maravillas, entre las cuales resalta precisamente la de entregar a su propio Hijo para la salvación del mundo.
Se trata de un tiempo que consta de 50 días de preparación para celebrar, luego de ese tiempo, la fiesta de Pentecostés, día del Espíritu Santo, consolador y guía de la Iglesia universal.
Pentecostés es otra de las celebraciones especiales que esperan con alegría los hijos de Dios, a objeto de revestirse de la fuerza de lo alto, como lo promete el mismo Jesús y lo afirman las Sagradas Escrituras.
De esta mera, continúan los cantos, oraciones y eucaristías para enseñar la Buena Noticia.
