Fallas en el sistema de salud pública perjudican a enfermos

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Los pacientes que ingresan al Hospital Central Antonio María Pineda, o cualquier centro gratuito, no son los únicos que agonizan por las fallas en el sistema de salud pública.

Sus familiares también padecen por deficiencias en el servicio.

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No siempre cuestionan el trato del personal médico, pero sí las condiciones de esos lugares.

De hecho, la mayoría comprende a los doctores que laboran frente a condiciones adversas: hay déficit de personal, insumos y equipos. A la crisis se le suma el deterioro de la infraestructura física, cierre de quirófanos y otras áreas clave.

Gente de Barquisimeto, Carora o Yaracuy, duerme en las afueras del Hcamp mientras claman por la recuperación del abuelo, padre, hijo o hermano recluido.

Están a la deriva y deben lidiar con apuros económicos. El traslado en ambulancia a la clínica privada más cercana al Hospital cuesta, mínimo, Bs. 600.

La tarifa asciende mientras más alejado se encuentre el lugar.

Y están obligados a pagar ese precio para conocer el diagnóstico del enfermo.

Hace seis días hospitalizaron a la abuela de una joven larense que entró a Emergencia por un ACV.

Su familia se turna para estar al tanto de la señora, pero denunciaron que el trato de los doctores o enfermeras es “inhumano”.

“Mi abuela perdió el habla, no puede decirnos si tiene récipe y si no revisamos la historia pasa hasta un día sin tomarse las pastillas”.

Gracias a pocas enfermeras logran conocer cuáles exámenes o medicinas necesita la anciana.

Agregó que el fin de semana esperaron una orden para pruebas de sangre por nueve horas.

Ayer en la mañana, el esposo de esa paciente fue estafado. Una mujer desconocida se le acercó pidiendo dinero para una bombona de oxígeno. Le aseguró que era una petición de su nieta y le despojó Bs. 400.

“Nadie sabe quién era, pero conocía nuestros nombres. Cuando le notificamos a la policía dijeron que debíamos hacer la denuncia”.

Otra familia consultada lleva tres días pernoctando en el Hcamp.

Es de Yaritagua y se movilizó por la noche con una joven embarazada, que no fue recibida en el centro médico de su ciudad por falta de insumos.

“Hay personal sin compasión”, comentó la madre de la primeriza. La muchacha tuvo que practicarse cuatro exámenes fuera del Hcamp y necesitó cerca de Bs. 2.000.

Yajaira Ramones, tía de una pareja que ingresó luego de un accidente de tránsito, contó que su familia no ha movido a los pacientes por falta de camilleros.

Lamentó que empleados del lugar, en contadas excepciones, respondan con groserías a personas angustiadas por el estado de sus seres queridos.

En cambio, María Carrillo, madre de otra parturienta, afirmó que la atención ha sido de primera y la restricción de visitas en el área de Ginecobstetricia le parece adecuada.

A diferencia de otros casos, su hija no requirió de exámenes fuera del centro médico ni medicamentos pagos.

 

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