La Semana Santa se vivía con pasión en Agua Viva, pese a lo distanciado de ese sitio. Hoy, esas memorables tradiciones religiosas, se evocan para perpetuarlas en el tiempo.
En la Vicaría Purísima Concepción, la actividad más notoria se realizaba el Lunes y Martes Santo, en donde se veneraba la imagen de la Humildad y Paciencia o Jesús el Humilde.
Según datos del profesor José Luis Sotillo, cronista parroquial de esta localidad, especifica que a principios del siglo XX, se realizaba una concurrida procesión que salía de Agua Viva el Lunes Santo hasta Cabudare con retorno al día siguiente.
Sotillo precisa que la imagen sagrada de Jesús el Humilde data de 1882, que primeramente fue llevada a la capilla de la antigua Hacienda Agua Viva y posteriormente fue cedida a la Parroquia Cabudare, colocándose en un nicho de la iglesia San Juan Bautista.
Años posteriores, un grupo de devotos que habitaban en Agua Viva, iniciaron las respectivas diligencias ante las autoridades eclesiásticas para retornar la imagen a la capilla originaria, espacio edificado 1960.
“En el caso de la procesión de la imagen de Jesús el Humilde, se colocaba un altar en la cruz de la entrada al sitio de Agua Viva, que era muy parecida a la que está en la plaza Macario Yépez de Barquisimeto. Estaba ubicada específicamente en la intersección del antiguo camino a Terepaima (hoy avenida Terepaima con calle Araguaney). Allí se realizaba la primera estación.
Adoración al Nazareno
Otra de las tradiciones ancestrales de Agua Viva, es la adoración a Jesús Nazareno, escenario que se efectúa en la Capilla Virgen de Fátima del caserío Las Cuibas.
Sotillo, subraya que la imagen fue donada por Raúl Túa, quien la localizó en un basurero de los llanos venezolanos.
El Nazareno de Agua Viva sale todos los Miércoles Santos en procesión por las calles de Las Cuibas pasando por Las Tunas, Vallecito hasta el centro de Agua Viva, “aunque hay que resaltar que la Vicaría Purísima Concepción cuenta a su vez con una imagen pequeña del Nazareno”.
Veneración al Sepulcro
Igualmente es una antigua práctica religiosa en Agua Viva, la veneración al Santo Sepulcro los Viernes Santos.
Esta adoración se traducía en una procesión que partía, una vez concluida la eucaristía, desde la capilla de la hacienda en referencia, recorría el sitio de La Cruz hasta el monumento con la misma denominación.
Allí -amplía el cronista-, los cantadores de velorios o tamunangueros le tocaban décimas o salves al sepulcro. Relata que se adornaban las calles con palmas y flores, y en algunos sitios se colocaban altares con mechas encendidas, en donde la gente se detenía a rezar y a cantar, en simbólico fervor religioso.