En el calendario republicano de Venezuela, el 19 de abril de 1810 representa simbólicamente la Independencia, a pesar de ser un acto de fidelidad a la monarquía borbónica, debido a que fue ese el día en que se instaló en Caracas la Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII, fenómeno generalizado para el resto de Hispanoamérica.
Así lo señala el historiador larense Reinaldo Rojas, en su estudio sobre el 19 de abril de 1810 y su construcción simbólica como fecha patriótica en Venezuela, en el estudio de los procesos de Independencia que se vivieron en Hispanoamérica entre 1810 y 1824, es decir, entre la creación de las Juntas Autonómicas de gobierno criollo y la final Batalla de Ayacucho, nos encontramos frente a un hecho histórico que puede ser analizado en una doble dimensión: positiva, como hecho histórico sociopolítico y militar, y simbólica, como parte de la construcción de las nuevas identidades nacionales en las que va a desembocar finalmente el proceso de crisis y desmembración del imperio español en América.
Rojas argumenta que el 19 de abril inaugura el calendario nacional, pasando a ser el Año I de la República, sin que formalmente existiera república y nación.
Desde las perspectivas de una historia positiva -acota-, podríamos decir que esta “confusión” responde a una manipulación de los hechos por parte del discurso nacionalista y de la historia patria, que, además, ha reducido el hecho a la actuación del canónigo Cortés de Madariaga, quien logra la renuncia del capitán general Emparan gracias a una hábil maniobra política llevada a cabo en la sesión de aquel Jueves Santo en la Sala Capitular del Ayuntamiento caraqueño.
“Nos referimos al momento en el que el capitán general pregunta a los presentes reunidos en la Sala Capitular del Ayuntamiento caraqueño, “si era cierto que el pueblo quería que yo dejase el mando”, según relata el propio Emparan en su “Relación de Emparan al Rey”, a lo cual respondieron que sí, gracias a la oportuna intervención de Madariaga que detrás del capitán general hacia señas para que dijeran “no lo queremos”, anota el historiador.
Pero qué ocurrió antes
En 1807 la Francia napoleónica ocupa militarmente el territorio español amparada en el Tratado de Fontainebleau, firmado entre Manuel Godoy, ministro de Carlos IV desde 1792, y Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses desde 1804. Mediante dicho tratado España permitía el ingreso del ejército galo a su territorio con el propósito de invadir Portugal, aliada de Inglaterra y en guerra contra Francia.
Prosigue Rojas explicando que este hecho desencadenó el levantamiento popular del 2 de mayo de 1808 en Madrid, que da inicio a la llamada guerra de independencia de España contra la ocupación francesa, en cuyo contexto se crearon las Juntas Defensoras de los Derechos de Fernando VII, cautivo de Bonaparte en Francia, quien había abdicado el trono a favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón.
La reacción
El 19 de abril de ese mismo año, relata el estudioso, en el Cabildo de Caracas, se van a congregar los sectores representativos de aquella sociedad: clero, notables y letrados, miembros del cuerpo de veteranos y de las milicias, altos funcionarios peninsulares junto a Martín Tovar y Ponte y José de las Llamosas, alcaldes del cabildo, con el propósito de hacer del conocimiento de las autoridades españolas, encabezadas por el capitán general Vicente de Emparan, la imperiosa necesidad de constituir una Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII que le diera autonomía al gobierno provincial, en la misma línea de acción de las juntas que ya se habían creado en la Península.
Elecciones y emancipación
El 11 de junio de 1810, la Junta Suprema de Caracas lanza su histórica “Convocatoria a elecciones de diputados y reglamento de las mismas” para las provincias que conformaban la Capitanía General de Venezuela, y el 2 de marzo de 1811, entre tradición y modernidad -defiende los derechos de Fernando VII así como el misterio de la concepción de la Virgen María, pero ejerce la soberanía que emana de la elección popular de cada uno de los representantes allí presentes, como diputados provinciales-, se instala en Caracas el Congreso Constituyente de 1811 que declarará la independencia absoluta de Venezuela del imperio español el 5 de julio de 1811.
Ilustra Rojas que hasta esa fecha, la Junta Suprema de Caracas había actuado formalmente bajo los principios de fidelidad a Fernando VII, situación que cambia radicalmente con la declaración de Independencia y la instalación de un gobierno libre, sustentado en la Constitución aprobada por el Congreso de 1811.
Con ello, nace la República de Venezuela y se establece un nuevo Estado levantado sobre los principios liberales difundidos por los pensadores ilustrados del siglo XVIII.
Acta histórica
En el acta levantada en aquella memorable jornada del 19 de abril de 1810, se señala que la Junta Suprema se crea con el propósito de atender a la salud pública de un pueblo que se encuentra “en total orfandad, no sólo por el cautiverio del Señor Don Fernando Séptimo, sino también por haberse disuelto la Junta que suplía su ausencia en todo lo tocante a la seguridad y defensa de sus dominios invadidos por el emperador de los franceses”.
El historiador escribe en su ensayo, que el acta también destaca la necesidad de “erigir en el seno mismo de estos países un sistema de gobierno que supla las enunciadas faltas, ejerciendo los derechos de la soberanía, que por el mismo hecho ha recaído en el pueblo, conforme a los mismos principios de la sabia Constitución primitiva de la España, y a las máximas que ha enseñado y publicado en innumerables papeles la Junta Suprema extinguida”.
La Junta Suprema que se constituye ese 19 de abril, asume el Gobierno Provisional “en el Real nombre del Señor Don Fernando Séptimo” y procede a organizarse inmediatamente, según Auto del 27 de abril de 1810.
El día 20 de abril el nuevo gobierno destituye a las antiguas autoridades españolas y dirige su primera alocución “A los habitantes de Venezuela”, donde se informa de lo acontecido en Caracas el 19 de abril. El 27 de abril se dirige “A los cabildos de las capitales de América” y el 3 de mayo a la Regencia, donde señala que la Junta Central había considerado a los americanos como parte integrante de la monarquía española y, sin embargo, “América no vio ni pudo ver esta declaratoria como fuente de unos derechos que siempre ha debido gozar”.
Fuente: Reinaldo Rojas, El 19 de abril de 1810 y otros estudios sobre la Independencia 5a ed., Caracas, OPSU/UNEY/UNET/Fundación Buría, 2010.
Reinaldo Rojas, Venezuela: Fiesta, imaginario político y nación, San Felipe (Venezuela), UNEY, 2011, 210 p.