Walter Unbehaun había pasado casi toda su vida de adulto tras las rejas, así que no es sorpresa que el jueves le dicten sentencia por la comisión de otro delito: un robo a un banco el año pasado.
Sin embargo, si causó asombro el motivo de esta persona para asaltar el banco: extrañaba la prisión.
Unbehaun, de 74 años, había desertado cuando iba en la secundaria y se había dedicado de tiempo parcial a la reparación de bañeras.
Posiblemente no sea el primer convicto que después de pasar mucho tiempo en la cárcel prefiera la voz malhumorada de un celador que vivir en el exterior, lo que tiene sus complicaciones.
Sin embargo, como vivía solo y se sentía infeliz, Unbehaun decidió cambiar su situación y cometió un delito con la intención de que lo capturara la ley.
El 9 de febrero del año pasado, ingresó en un banco del área de Chicago, llevaba un bastón pero no disfraz y mostró un revólver que portaba en la pretina a una cajera a la que dijo con voz suave varias veces: «No quiero lastimarla».
Con un botín de 4.178 dólares, el hombre se fue en su vehículo a un motel cercano y esperó la llegada de la policía.
Cuando las autoridades lo confrontaron en el estacionamiento del motel, Unbehaun, calvo y corpulento, soltó su bastón, subió las manos y desconcertó a la policía porque parecía feliz de que lo hubieran capturado, según documentos que presentaron su abogado y la principal fiscal del caso.
«Unbehaun declaró que quería hacer algo que le garantizara pasar el resto de su vida en prisión», dijo el FBI en una declaración juramentada.
«Él sabía que lograría ese objetivo si robaba un banco con un arma cargada». Un agente dijo «estaba feliz de ir a casa, a la prisión».
El juez en Chicago que sentenciará a Unbehaun afronta un dilema, dijo la fiscal Sharon Fairly en un documento presentado en la corte.
Si el juez envía a Unbehaum a prisión sería más una recompensa que un castigo para él, y dejarlo libre sería peligroso porque intentaría cometer de nuevo otro delito.
«¿Falló el sistema al señor Unbehaun? ¿O su incapacidad de permanecer fuera de prisión fue el resultado de su libre albedrío?», preguntó Fairly.
«Quizá nunca lo sabremos. Pero lo que sí sabemos, claramente, es que el señor (Walter) Unbehaum carece del deseo de llevar una vida respetuosa de la ley fuera de los muros de la prisión», apuntó.
Incluso si su edad y males parecieran invitar a la indulgencia, a ésta «sin duda la contrarresta su historial penal violento y de larga data», expresó Fairly.