Existen distintos tipos de besos: apasionados, cariñosos, tímidos, robados, tiernos y hasta salvajes. Aunque no se sabe cuando la humanidad comenzó a besarse, cada 13 de abril los “besucones” del mundo celebran el Día Internacional del Beso.
Algunas referencias culturales de los primeros besos humanos se remontan a las representaciones de besos en las paredes de los templos de Khajuraho, en la India, que datan del año 2.500 a.C. Desde que el Día Internacional del Beso se originó en Gran Bretaña en el siglo XIX, esta celebración no ha dejado de extenderse por todo el planeta.
Una de las hipótesis principales sobre el origen del beso es sugerida por la mitología griega, que según cuentan, los seres humanos tenían cuatro brazos, cuatro piernas y dos cabezas. Un día, furioso por la arrogancia humana, el dios Zeus la dividió en dos partes, la femenina y la masculina. Según la leyenda, la única posibilidad de volver a unirse es a través del beso.
Además de recibir cariño y una buena dosis de ánimo, días como hoy son ideales para registrar récords de besos. Un beso largo y apasionado desarrolla los pulmones, reduce la presión arterial y la cantidad de colesterol en sangre, disminuyendo así el riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Además ayuda a evitar la caries, y resulta ser un buen remedio contra las arrugas y la obesidad, ya que con un beso diario de 3 minutos se puede adelgazar 3 kilos al año.