El gobierno venezolano y la coalición opositora debatieron por televisión hasta la madrugada del viernes, una discusión que apuntó a promover la convivencia y la reconciliación de esta nación sudamericana amargamente divida por la política.
Pese al diálogo, algunos actores del proceso dudan que se pueda lograr una solución a la crisis generada por las protestas callejeras que han dejado 40 fallecidos y más de 600 heridos.
La esperada reunión del presidente Nicolás Maduro con líderes de la oposición _que incluyó al candidato presidencial en dos ocasiones, Henrique Capriles_ se produjo luego que recibieron garantías de que el gobierno socialista está dispuesto a discutir temas polémicos, como una amnistía para los opositores al gobierno encarcelados.
La sola presencia de los representantes de ambos bandos en un salón del palacio de gobierno de Caracas es un hecho excepcional en este país en donde los opositores culpan al gobierno por la destrucción de la economía, las altas tasas de homicidios, la violencia política y usar los tribunales para criminalizar la disidencia, mientras que Maduro tilda de «fascistas» y «apátridas» a los críticos de su administración y sostiene que sus adversarios apoyados por Estados Unidos están tratando de derrocarlo.
«El primer llamado es a reconocernos, a respetarnos», expresó el presidente Nicolás Maduro al inicio de la maratónica reunión que se extendió casi seis horas y concluyó en la madrugada del viernes, a la que también asistieron los gobernadores de oposición del país, Henrique Capriles, Henri Falcón y Liborio Guarulla, de los estados Miranda, Lara y Amazonas, respectivamente.
«Como presidente estoy abierto hablar de todos los problemas… debatirlos todos», acotó el mandatario, acompañado de varios dirigentes oficialistas.
«Yo termino confiando que este primer paso que hemos dado lo cuidemos, que cada quien haga lo que pueda dentro de su concepto para cuidar este espacio. Ustedes son otra corriente que la reconocemos… y que más allá de los partidos está un pueblo», dijo Maduro al invitar a sus adversarios a mantener el diálogo e «incorporarse a todas las espacios que se han ido creando para un diálogo de toda la sociedad».
Indicó que en los próximos encuentros se debe «apuntar a lo que más le interesa a nuestro pueblo, hacia el diálogo constructivo para trabajar por los problemas fundamentales del país».
«Ojalá este esfuerzo que hemos hecho tenga buen resultado en las próximas horas, en los próximos días. En lo que nosotros nos cabe tengan la seguridad que vamos hacer todo el esfuerzo como somos, nadie va a pedir que cambiemos lo que somos… eso sí, vamos hacer un gran esfuerzo… (por) consolidar una visión de coexistencia, de tolerancia y de convivencia política y en paz para toda Venezuela», enfatizó.
Como testigos de buena fe asistieron a la reunión los cancilleres María Ángela Holguín, de Colombia; Ricardo Patiño, de Ecuador, y Luiz Alberto Figueiredo, de Brasil.
También participó el nuncio apostólico en Venezuela, monseñor Aldo Giordano, quien leyó una carta enviada por el papa Francisco, en la que exhortó al gobierno y a sus opositores a dejar de lado sus diferencias políticas y obrar por «el reconocimiento y el respeto por el otro».
El papa expresó su «preocupación por todo lo que está ocurriendo» e hizo votos para que «produzcan los frutos de reconciliación nacional y paz, dones que invocamos para todo el pueblo venezolano».
«Estoy plenamente convencido que la violencia nunca podrá traer paz y bienestar a un país», dijo Francisco, citado en el escrito. El sumo pontífice resaltó su esperanza de que mediante el diálogo «puedan superar el momento de conflicto y encontrar formas de cooperación» los distintos actores venezolanos.
El encuentro se dio en medio de un tenso ambiente generado por la persistencia de las protestas callejeras que el jueves alcanzaron a algunas barriadas pobres de la capital, que se habían mantenido en paz en los últimos dos meses.
Un miembro de la Policía Nacional Bolivariana, identificado como José Cirilo Darma García, murió el jueves en un hospital de la ciudad central de Barquisimeto tras resultar baleado la víspera durante una protesta callejera que se registró en esa localidad.
Darma, de 27 años, fue herido cuando estaba dispersando una protesta, dijo el Ministerio Público en un comunicado.
Antes del debate, Maduro dijo que se trata de «un encuentro… de dos modelos. Va a ser el modelo del socialismo bolivariano del siglo XXI y el modelo que representa la oposición venezolana».
«Convoqué a Unasur… para que nos ayudara, la oposición no quería sentarse a hablar y considero importante sentar a la oposición y que la oposición vuelva al carril democrático y constitucional», comentó.
Esta es la primera reunión formal que tiene el oficialismo y la oposición desde que se iniciaron las protestas en Caracas y otras ciudades casi dos meses atrás.
Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo del bloque opositor, manifestó durante su intervención en el encuentro que «siempre en el marco de la constitución», la agenda opositora pasa por hablar sobre la creciente delincuencia, la inflación y la actuación de grupos armados que se identifican con el gobierno.
Abogó para que el gobierno y la oposición se comprometan ante el país para renovar los poderes públicos, y que se haga mediante el voto de dos terceras partes de los legisladores en procura de evitar que estos respondan a alguna parcialidad política.
Aveledo dijo que aspiraba a que de la reunión salga una agenda de trabajo concreta que no se quede en las palabras.
Alertó además que hay voces en ambos bandos que se pronuncian en contra del diálogo entre el gobierno y la oposición, y lamento que esto se vea como algo extraordinario.
«Eso un síntoma preocupante, algo anda muy mal que un encuentro entre gobierno y oposición sea raro», manifestó
La razón por la que pedimos que el diálogo «fuera público es vencer la desconfianza», indicó.
Advirtió que el éxito o fracaso del proceso de diálogo depende de los resultados.
Por su parte, el diputado del partido La Causa R, Andrés Velásquez, otro de los delegados de la oposición en el encuentro, manifestó sus dudas acerca de que el proceso de acercamiento pueda llegar a acuerdos concretos.
Capriles, que ha sido blanco de severas críticas por su rechazo a la violencia callejera, expresó: «Estoy en este palacio porque Venezuela está muy mal, nuestra país está en una situación muy crítica»
«O cedemos en posiciones intransigentes y buscamos que haya dialogo, que la mayor responsabilidad es suya… o esto revienta», expresó dirigiéndose a Maduro.
«Hay que buscar la forma de unir a Venezuela. Dos mitades no hacen una Venezuela», acotó. «Nosotros no queremos un golpe de Estado o un estallido (social) y esperamos que nadie lo quiera».
Las protestas callejeras de los últimos dos meses se han concentrado esencialmente en las zonas de clase media mientras que las barriadas pobres se han mantenido en paz.
Sin embargo el jueves, algunas vías de las barriadas pobres de Caricuao y Petare, ubicadas al oeste y este de la capital, amanecieron con barricadas que afectaron el tránsito, reportaron medios locales y usuarios de las redes sociales.
Venezuela se ha visto sacudida desde febrero por protestas en contra de la desbordada inflación, el desabastecimiento de bienes básicos y un alto índice de delincuencia.