A las 10 de la mañana de este martes, fue asesinado Daliezer David Hernández Polanco, de 27 años, mientras visitaba a una amiga en su residencia en el barrio Prados de Occidente, al oeste de Barquisimeto.
En la casa rosada, ubicada en el sector detrás de un reconocido hotel en la intercomunal Barquisimeto-Quíbor, a la altura del distribuidor San Francisco, fue la escena del crimen en donde resultó muerto Hernández Polanco tras una descarga de escopeta propinada en su cabeza. Su cuerpo yacía en la parte frontal de la casa, en una pequeña entrada, mientras que sus familiares, testigos y curiosos, permanecían a las afueras de la vivienda.
Se conoció que Hernández, quien residía en el barrio Negro Primero, tenía un registro judicial emitido por un Tribunal tercero de Primera Instancia de Mediación y Sustanciación de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de Barquisimeto, y la mañana de ayer, habría llegado a pie a la residencia en la cual moriría.
Además, al momento del suceso, decenas de vecinos del lugar corrían de lado a lado, después de haber escuchado un fuerte sonido que algunos confundieron con la explosión de un transformador eléctrico. Posteriormente, se corrió la voz del asesinato del joven en la casa ubicada al lado de una quebrada del lugar. Pasada media hora, arribó al sitio una delegación de la Policía del estado Lara, quienes resguardaron la escena y esperaron a la comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, quienes levantaron las experticias del suceso.
El cuerpo fue llevado a la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda, para realizar los estudios pertinentes en autopsia y, posteriormente, sus restos mortales fueron retirados por sus familiares.
Incidente con familiar
Al arribar los medios impresos al suceso, un familiar del occiso, quien se identificó como trabajador del Ministerio de Información y «becado del CNAC (Centro Nacional Autónomo de Cinematografía)», se acercó a los periodistas de los diferentes medios requiriendo, de forma amable, la retirada y la no cobertura del hecho. Ante la negativa de los comunicadores sociales por el interés público del hecho violento, el joven insistió en la retirada de los medios llamando a otra persona quien, bajo un método desconocido, exhortaría a los periodistas a despejar la zona.
Un agente de la Policía del estado Lara intervino y se pudo cumplir con la cobertura del hecho.
Es necesario recordar que la información es un derecho del ciudadano y la cobertura informativa es un deber de los medios de comunicación. El periodista, en ejercicio de su trabajo, sólo cumple con la misión de su profesión.