Una emoción es una reacción psicofisiológica del organismo ante los estímulos externos o internos, explicó la psicóloga Jeanette Bastidas Hernández durante el taller Gerencia de las emociones en tiempos de crisis auspiciado por la organización Pitágoras con el apoyo del diario EL IMPULSO.
Mientras transitamos por la vida gerenciamos emociones, tomamos decisiones sobre cómo actuamos ante los estímulos del entorno externo y nuestro interior.
«Las emociones son la energía para la vida. Las elementales son alegría, rabia, tristeza y miedo. Cada una es como un racimo de uvas, con diferentes manifestaciones. Cada emoción cumple una función. La alegría nos produce bienestar, la tristeza es un espacio para la reflexión, la rabia nos pone alerta y el miedo nos activa o paraliza», aclaró la especialista.
Añadió que cada emoción se expresa a través de determinadas hormonas. La dopamina o endorfinas son producto del bienestar, en el caso de la tristeza se denominan mixtalinas, la rabia y el miedo activan la adrenalina. El fluido hormonal cumple una función para moderar o impulsar nuestras actividades.
¿Cómo equilibrar las emociones en tiempos de crisis?, es la pregunta evidente. Hay varias maneras, según la consultora organizacional: unas son biológicas y otras cognitivas. Lo primero es respirar, con cada emoción respiramos de una forma. Cuando alguien está bravo, hiperventila y cuando está triste, suspira. La respiración profunda o diafragmática permite que entre mayor cantidad de oxígeno al organismo, combustible de la vida. El ejercicio físico también permite equilibrar las emociones, por los menos una caminata a buen paso de 45 minutos. Otra manera tiene que ver con el tipo de alimentación y el descanso.
Estrategias
La mediadora señaló que para el manejo de las emociones existen estrategias paliativas e instrumentales. Las primeras reducen el efecto, las segundas van a la causa. Respirar es ir a la causa.
«Lo importante de las técnicas instrumentales es que producen un verdadero bienestar en el organismo. Hay quienes pelean para quedar como nuevo pero a la vez crean un problema de relaciones. Hay otros que viven como una nube negra. Estas personas han desarrollado un patrón depresivo, es una situación patológica. Hay otros que por miedo no salen a la calle».
Las emociones tienen mucho que ver con el entorno. Hay entornos seguros, conflictivos, peligrosos o difíciles. El flujo de las emociones dependerá del ambiente. En los entornos inseguros la gente tiene miedo, se coloca límites y cercos.
Montaña rusa de emociones
Hoy día los venezolanos lidiamos con una montaña rusa de emociones. Para la psicóloga se trata de respuestas naturales ante los cambios que vivimos.
Por un lado por mucha información, sin embargo, no estar informados también genera problemas ya que si no nos informamos, no podemos tomar previsiones. Desconectarse en algún momento es parte del proceso para gerenciar las emociones.
«Evitar la saturación y que la conciencia viva en un estado de vigilia. Hay que analizarse y recrearse, evitar escenas de violencia o de emociones profundas antes de dormir porque el inconsciente no distingue, los latidos acelerados no te permitirán dormir o estarás inquieto y comenzarás el día con menos energía para lidiar con el entorno».
¿Celebrar o no?
En vista de las tensiones muchos se privan de celebrar o compartir. ¿Es saludable?
Para Bastidas Hernández cercenar una emoción es no vivir a plenitud. «Dejar de compartir no cambiará cierta situación. Al contrario, le restamos un espacio de endorfinas y bienestar al organismo. No significa ser indolentes, a todos nos duele lo que ocurre, se trata de emociones encontradas que hay que aprender a gerenciar».
Los niños y los abuelos
Lo recomendable es hablar con los niños sobre lo que ocurre, decirles la verdad pero dosificarla. «Es natural sentir miedo cuando vemos a un ser humano disparándole a otro. Esas acciones hay que explicarlas dosificadamente. Como padre, maestro o persona mayor, estamos llamados a proteger y acompañar. Es posible desarrollar estrategias en ellos, como por ejemplo, dibujar, trabajar la plastilina, escribir un cuento».
En el caso de los abuelos dependerá de sus condiciones físicas o mentales. Hay que darles mucho apoyo, abrazarlos, hacerlos sentir seguros, estar pendientes de sus necesidades, no dejarlos solos.