El este de la ciudad amaneció destrozado, con los vestigios de una literal hoguera que permaneció encendida durante 15 horas de protestas y enfrentamientos suscitados el pasado martes. En recorrido por los sectores afectados, se pulsó la versión de los habitantes, quienes alegaron vivir tiempos de terror y zozobra por detonaciones y la profusión de gases lacrimógenos.
En la avenida Lara se evidenció la magnitud de los hechos. Cientos de escombros, cartuchos de perdigón, cohetones, piedras, botellas y restos de bombas lacrimógenas quedaron esparcidos a lo largo de 400 metros de tramo vial.
El edificio Cantarranas fue uno de los más perjudicados por los enfrentamientos. Sus vecinos, recolectaron hasta 30 bombas lacrimógenas que fueron lanzadas al interior del urbanismo. Dos vehículos resultaron siniestrados producto de los elementos de disuación utilizados por la fuerza pública.
“El que se asomaba, le disparaban”, relató el señor José Orlando, habitante del segundo piso. “Los Guardias Nacionales arremetieron cuando estábamos observando los hechos. Considero que la represión ejercida por efectivos militares es totalmente desmedida, es un abuso”, declaró el ciudadano visiblemente afectado por los destrozos que ocasionaron las bombas en su vehículo.
“Un vecino del quinto piso resultó herido de perdigón por asomarse en la ventana y a otro vecino del tercero un perdigón le golpeó directamente sus lentes”, subrayó.
“Lo de ayer ha sido el peor acontecimiento vivido en estos tiempos. La fuerza pública actuó con odio. No parecen venezolanos. Esa no es la honorable Guardia Nacional que yo conozco”, esgrimió la señora Maritza Segura.
A su vez, algunos locales comerciales resultaron con daños estructurales, tal como le sucedió a la panadería Venus, que reportó impactos de perdigón -presumiblemente de acero- en las puertas de acceso, ventanales y en su valla publicitaria.
Por otra parte, en los edificios Los Manantiales de Los Cardones, los vecinos informaron destrozos de cuatro vehículos y un portón que fue violentado “a punta de patadas por los efectivos militares”.