El calvario de buscar los productos de la cesta alimentaria continúa para los venezolanos, que incluso pueden ocupar un día en dos y hasta tres colas por supermercados distintos para comprar café, leche, harina o cualquier otro producto escaseado.
Así lo describió Carlos Jiménez, barquisimetano, padre de familia, quien a las 12:00 del día se hallaba en una cola para comprar dos paquetes de papel sanitario de cuatro rollos.
“La incertidumbre persiste en nosotros, porque no sabemos qué habrá mañana en el anaquel de un abasto. El país cambió y debemos prevenir. Antes podíamos comprar cuando queríamos o podíamos, ahora no”, comentó.
Añadió que actualmente las compras, y las colas, las hace en familia, ya que así cada miembro del hogar puede adquirir una o dos unidades del producto y entre todos obtener lo suficiente como para sentirse tranquilos algunos días.
“Lo lamentable es que ya nos estamos acostumbrando a salir corriendo cuando algún familiar o amigo nos dice que hay aceite o leche en un lugar”, comentó Eleonora García, madre de familia, quien además señaló que ha salido a adquirir algún artículo, incluso teniendo existencia de este en casa, por temor.
Gladis Guerra, ama de casa, describió la adquisición de la leche y el café como un viacrucis. Señaló que adquirió medio kilogramo de este último en 90 bolívares luego del ajuste de precios a productos regulados.
“El aumento de los productos es resultado de la devaluación. Si sirve para que se acabe la escasez lo comprendo, pero si seguimos en esta incertidumbre, sólo afecta el bolsillo del venezolano”, apuntó.
Abastecimiento seguro
Los ciudadanos consultados dijeron no estar de acuerdo con la implementación del Sistema de Abastecimiento Seguro, aunque esta se aplique sólo en Mercal, Pdval y Abastos Bicentenarios. No compran productos en dichos lugares, pero temen que luego puede haber una imposición del sistema en establecimientos privados.
Un joven viudo, padre de cuatro niños, quien prefirió resguardar su identidad, dijo estar preocupado por dicha medida, ya que horas antes fue sacado de un establecimiento al oeste de la ciudad de Barquisimeto por hacer dos veces la cola para comprar los productos de adquisición limitada por unidad.
A los oficiales que le pidieron saliera del lugar, les explicó que no podía venir todos los días de la semana a comprar los productos porque su trabajo no se lo permitía, es el único responsable del hogar y no vive con otra persona que haga las colas varias veces por semana. “Tengo cuatro chamos y comprar cuatro harinas el único día que tengo libre en el trabajo no me permite garantizar la comida de mis hijos hasta mi próximo día libre”, comentó.
Respecto a la limitante de compra semanal según el nuevo sistema, Carlos Jiménez confesó que los venezolanos están acostumbrados a adquirir los alimentos en la medida en que tengan dinero para esto. De allí que dicha regulación sea, a su juicio, una medida que limita las libertades de los ciudadanos.