Ciertos usuarios que hacen sus compras en la red pública de abastos Pdval, mostraron su desacuerdo por tener que asistir a comprar sus insumos en días regidos por el terminal de su cédula.
En el día de ayer, varios de ellos apostados a las afueras del situado en la Base Militar Teniente Vicente Landaeta Gil, al oeste de Barquisimeto, explicaron su molestia. Cada persona que asiste a estas instalaciones, sólo puede hacerlo una vez por semana y, además, cuando sortea las colas y el gasto que implica llegar hasta allí, tiene el derecho a comprar un pollo, un kilo de carne, un aceite y varias unidades de otros productos, «es difícil que alcance para una semana tomando en cuenta que somos una familia de seis», explicó Mildred Martínez, quien en su bolsa cargaba un litro de aceite, un kilo de harina, uno de carne y aceite de oliva que llevaba a su papá. Ella, al igual que todos los lunes, se desplaza desde La Carucieña hasta ese lugar para comprar los productos que necesitan sus hijos y esposo.
De igual forma, Arlenis Meléndez llegó al abasto público procedente del sector El Tostao, vía a Quíbor, y se hizo de cuatro bolsas que contenían arroz, espaguetis, sal, salsa, atún, lentejas, sardinas, un litro de aceite, un kilo de carne y un pollo, con los cuales gastó casi 400 bolívares; sin embargo reseñó que difícilmente los productos adquiridos les alcancen para una semana. Consideran a Pdval la mejor opción dentro de la red de alimentos que maneja el Gobierno nacional, ya que, según sus criterios, hacerlo en el Mercal resulta «más incómodo».
«En el que está en la avenida Florencio Jiménez, frente al Cementerio Nuevo, se deben hacer dos colas -explica Meléndez- hay que ir la tarde anterior al día que uno compra para registrar la cédula y, al día siguiente, hay que hacer la cola para comprar la comida». En cualquiera de los casos, los usuarios piensan que la situación es delicada, «estamos muy mal», dijeron.
Al ser consultadas sobre la implementación de una «tarjeta de abastecimiento», ambas coincidieron en que es «algo muy malo».
Con la tarjeta se les limitará la compra de productos.
Escasez golpea
Los “ausentes” se mantienen en la lista: café, azúcar, mantequilla, leche, pasta, aceite, papel higiénico, servilletas, jabón de baño, crema y afeitadoras para el cuerpo.
De igual forma, en un recorrido por varios establecimientos privados, anaqueles vacíos era la escena que predominaba, además de poca afluencia de usuarios haciendo las compras. Sólo en aquellos locales en donde se comercializaba un producto que escasea, era donde se visualizaban consumidores haciendo colas para hacerse de dichos productos.