Los ataques del presidente Nicolás Maduro contra la oposición, que se debate entre un ala radical y otra moderada, y la arremetida judicial contra varios de sus dirigentes estancan las posibilidades de un diálogo en Venezuela ante la ola de protestas contra el gobierno, estiman analistas.
En un intento por «acompañar el diálogo político» en Venezuela tras más de un mes de manifestaciones, este martes se instalaron en Caracas los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a pedido del gobierno, que rechaza la mediación de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La cita de Unasur ocurre luego de semanas de fallidos intentos de Maduro para convocar a la oposición y el movimiento estudiantil que lideran las protestas desde el 4 de febrero por la inseguridad, la crisis económica, la detención de manifestantes y la represión de la fuerza pública.
Pero los analistas coinciden en que no hay condiciones para el diálogo, sobre todo mientras Maduro mantenga su agresivo discurso y amenazas contra dirigentes como el líder opositor Henrique Capriles o el alcalde del municipio opositor Chacao, Ramón Muchacho, a raíz de las protestas callejeras en Caracas.
«El presidente convoca al diálogo y al mismo tiempo hostiga a sus adversarios, eso no es un llamado genuino al diálogo, no hay las condiciones para hacerlo», dijo a la AFP la politóloga Carmen Beatriz Fernández.
Maduro asegura que lleva «cinco semanas llamando a la oposición venezolana a sentarse cara a cara sin condiciones, sin agenda previa, a decirnos las verdades», pero simultáneamente tilda de «golpistas» y «fascistas» a sus detractores.
En paralelo, una ofensiva judicial contra opositores radicales en la última semana derivó en la detención de dos alcaldes, uno de ellos destituido y condenado a 10 meses de prisión en cuestión de horas, y en la destitución el lunes de la diputada María Corina Machado.
Radicales y moderados
Machado, acusada por el gobierno de instigar a la violencia en las protestas, apoya junto al ala radical de la oposición la estrategia de ‘La Salida’, para forzar la renuncia de Maduro con la movilización en las calles.
«El presidente Maduro pone a la oposición en una situación de subordinación, así un diálogo es sumamente difícil, no hay ningún gesto de buena voluntad más allá de la retórica para un diálogo», explicó a la AFP la historiadora Margarita López Maya.
El líder de Voluntad Popular Leopoldo López -preso hace más de un mes acusado de instigar a la violencia en las protestas-, Machado y el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, apoyan la estrategia de ‘La Salida’, de su lado Capriles optó por un discurso más moderado y respaldar las movilizaciones pacíficas.
Las manifestaciones en Venezuela, que en muchos casos han derivado en violencia, dejan hasta ahora 34 muertos, casi 400 heridos y 60 denuncias de abusos a los derechos humanos.
«La oposición tiene un cuadro muy complejo, hay mucha gente de posiciones muy diferentes, entonces se percibe que la (coalición Mesa de la Unidad Democrática) MUD está un poco a la deriva», opinó López Maya.
Fernández estimó que el diálogo se puede establecer en tanto «el gobierno renuncie a sus aspiraciones hegemónicas y (…) la oposición reconozca al presidente Maduro y no esté pensando en salidas precipitadas que estén fuera de la Constitución».
Para la socióloga Maryclen Stelling «el sector radical opositor es el que en esta coyuntura está imponiendo sus reglas de juego y cuando hay violencia no hay sentido en dialogar».
Un sector de la oposición también desconfía de la efectividad del diálogo luego de que en diciembre pasado los alcaldes y gobernadores opositores se reunieran con Maduro en Miraflores. El alcalde Ledezma sostiene que suscribió una serie de acuerdos que no se han desarrollado desde entonces.
De su lado, el movimiento estudiantil rechaza el diálogo mientras continúe la represión en las protestas.
Mediación neutral
Una salida a la profunda polarización en Venezuela sería una mediación «neutral», aseguran las analistas, que desatacan entre otras las ofertas en ese sentido de los presidentes José Mujica, de Uruguay, y Juan Manuel Santos, de Colombia, o la misma participación de los cancilleres de Unasur, que este martes se reunieron con Maduro.
Hace falta «convocar al diálogo desde un espacio neutral que no sea Miraflores y que no sea bajo los reflectores mediáticos del Estado», señaló Fernández, directora de la encuestadora DataStrategia.
«Cuando tienes un país polarizado como Venezuela, la resistencia a un proyecto como el del gobierno, un movimiento popular en la calle resistiendo y llegaste al poder con un caudal electoral parejo (Maduro fue electo con una ventaja de 1,5% de los votos ante Capriles), la única alternativa de paz es el diálogo», concluyó López Maya.