Tras la muerte del expresidente sudafricano, Nelson Mandela, se hicieron especulaciones sobre lo que pasaría con su herencia. Su esposa, Graça Machel, decide renunciar al 50 por ciento de la herencia, a cambio de quedarse con las propiedades que mantenía el matrimonio, entre ellas, las cuatro casas en Mozambique, los vehículos, las joyas y el dinero que ambos guardaban en cuentas corrientes compartidas, así lo escrituraba el testamento.
Asimismo, la renuncia formal a la herencia la anunció públicamente hoy el juez Dikgang Moseneke, uno de los ejecutores del testamento del antiguo estadista.
Machel, de 68 años, fue la tercera esposa de Mandela, con quien se casó en 1998, en régimen de comunidad de bienes.
Por otra parte, Mandela legó también unos 300.000 dólares (alrededor de 217.000 euros) a los dos hijos de Machel -con quien no tuvo descendencia-, y unos 6.600 euros a los hijos políticos de su viuda, vástagos de su anterior marido, el expresidente mozambiqueño Samora Machel.
Para aceptar estas disposiciones del testamento, Machel debía no hacer efectivo su derecho a la mitad del patrimonio.
Desde el pasado 3 de febrero, cuando se hizo público el testamento, Machel tenía 90 días para renunciar a ese derecho, algo que ya había anunciado que haría.
El patrimonio de Nelson Mandela -fallecido el 5 de diciembre del año pasado a los 95 años- estaba valorado en más de 3 millones de euros, según reveló su testamento, hecho público por sus ejecutores en la Fundación Mandela de Johannesburgo.
Los miembros de la familia de Madiba -como se conoce a Mandela en su país-, sus empleados, los centros educativos por los que pasó y el que fuera su partido, el antes clandestino y hoy gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), fueron los beneficiarios de su dinero y sus propiedades.