¿Hasta cuándo permitiremos que los Castros gobiernen Venezuela?
Los acontecimientos suscitados, de forma vertiginosa, en estos últimos días obligan a repensar la situación del país. La situación venía bastante tensa desde hace semanas debido a la brutal represión por parte de los cuerpos de seguridad del Estado y los grupos paramilitares que actúan al amparo y acompañando a esos cuerpos, en contra de los miles de estudiantes que se manifiestan pacíficamente en todo el país. Ello ha dejado un saldo lamentable. Hasta hoy van 31 venezolanos asesinados, 461 heridos, casi dos mil detenidos, desaparecidos, barricadas y destrozos y pérdidas materiales que hacen que el país parezca estar en guerra. El llamado inicial al diálogo y la paz resultó ser una gran mascarada, un engaño atrapa bobos.
En vista de ese fracaso no se le ocurrió otra cosa al gobierno, que arremeter ahora contra la disidencia usando los cuerpos de inteligencia y al poder judicial, al mejor estilo cubano. El blanco han sido los dirigentes políticos regionales y locales. El secuestro del alcalde de San Cristóbal por parte del Sebin, el juicio exprés del TSJ en contra del alcalde de San Diego y su destitución, la rafia en contra de un centenar de dirigentes y activistas políticos y estudiantiles a nivel nacional, en flagrante violación de los más elementales derechos constitucionales. Y el casi seguro allanamiento de la inmunidad parlamentaria a la “cuatri-ovariada” María Corina Machado. Una gandola de gasolina de Pdvsa, para apagar las miles de candelitas que arden por todo el país. Miércoles de horror.
¿Algo programado? ¿Provocación intencional? ¿Probar hasta dónde llega la resistencia de la disidencia, de la oposición, de los jóvenes estudiantes, del país todo y su aguante? Esa actitud es premeditada, con toda la intención, para llevar al país a un estado de conflictividad tal que les permita tapar el tremendo caos en que nos han sumido. Que la inseguridad, la escasez, la falta de medicinas, el deterioro de la infraestructura nacional, la inmensa corrupción, la ineficiencia e incapacidad de todos los servicios públicos pasen a un segundo plano y puedan usarlo como excusa para justificar la ingobernabilidad. Para este régimen castro comunista, mientras más muertos y anarquía haya mejor para sus intereses. Estrategia aprendida y puesta en práctica por este tipo de regímenes dictatoriales.
Ahora bien ¿Cuál debería ser la respuesta de la dirigencia democrática nacional? ¿Cuál la respuesta del país todo? Creo que hay que sincerar la situación. No creo que responder con contundencia sea hacerles el juego. El juego está en marcha y no va a parar. Ellos están decididos a todo. Fácilmente se puede intuir del discurso de Nicolás, Diosdado, Rodríguez o Ramírez. Igual de la dirigencia del PSUV, de la ministra de la defensa y el alto mando militar. Eso de patria, socialismo o muerte sigue vigente. La respuesta debe, tiene que ser, de activar las disposiciones y mecanismos constitucionales que nos permiten, nos obligan, a restituir el Estado de derecho, la vigencia plena de la constitución y la democracia. No hay de otra. Sin eufemismos, sin hipocresías y con un par de voluntades. La calle es del pueblo y la calle restituirá nuestros derechos y nos devolverá el país. Gochos y orientales, maracuchos, centrales y guayaneses la patria nos reclama este sacrificio.
