La paciencia tiene un límite

Lo que está ocurriendo en el país nos hace recordar, a 56 años de derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, cómo comenzó a movérsele el piso al tirano, hasta que cobardemente escapó la madrugada del 23 de enero de 1958, al no poder vencer la insurrección del pueblo, y comprobar que se había derrumbado el respaldo militar que sirvió de base a su gobierno, dejando atrás una estela totalitaria de terrorismo policial, torturas, abusos, atropellos, y la terrible corrupción que dominó la casi totalidad de sus actuaciones que se ha proyectado al porvenir como un cáncer que todo lo daña, y que aún persiste.
En 1956 arreciaron las protestas estudiantiles en Caracas, que generaron serios enfrentamiento entre los jóvenes y la policía y la detención de muchos muchachos.
En junio de 1957 Fabricio Ojeda, José Vicente Rangel, el periodista que a comienzos del siglo XXI daría un giro de 180 grados al convertirse en personaje “oficial” y defensor de los abusos del gobierno, y Amílcar Gómez, 3 jóvenes dirigentes de URD, crearon la Junta Patriótica.
Los Manifiestos circularon profusamente por Caracas y algunas regiones del país.
El 17 de enero de 1958 el comité militar para la liberación se pronunció contra el Gobierno, la Junta Patriótica convoca una huelga general para el 21 y la gente se lanza a la calle.
Ese día el gobierno sólo contaba con un grupo de policías y guardias nacionales, unos pocos uniformados y los esbirros de la Seguridad Nacional. En acción desesperada, la policía política arrestó a los principales editores de periódicos y revistas para obligarlos a defender al régimen, pero la decisión colectiva estaba tomada. No había espacio para ningún tipo de maniobras. A la hora fijada empezó la huelga general. A las 2 de la tarde ya era total.
En el centro de Caracas hubo enfrentamientos entre manifestantes y grupos de policías. Varios civiles cayeron muertos o heridos. La gente salió de sus casas y envolvió a los heridos en Banderas Nacionales para llevarlos a los hospitales. En un momento aquello parecía una batalla campal. Llegabn noticias del interior. En todo el país el cuadro era similar. En Caracas se escuchaban las amenazas de los jefes policiales. Cayeron decenas de personas ametralladas por la policía.
El 22 continuaban las manifestaciones y por la noche se sublevan la Marina y Guarnición de Caracas. A la una de la mañana, Pérez Jiménez huye hacia Santo Domingo. A esa hora se juramentó como Presidente de la Junta de Gobierno el comandante de la Marina, Wolfgang Larrazábal, acompañado de un grupo de militares y civiles. Comienza la liberación de los presos políticos y la Junta se compromete al restablecimiento de la democracia.
Como dicen los taurinos: ¡Que Dios reparta suerte!