El Presidente de la República no es mi jefe, sino mi servidor y como tal tiene que escucharme, expresa el padre Ricardo Búlmez, quien estuvo en Barquisimeto invitado por el grupo Gumilla para hablar de la espiritualidad en este momento que vive Venezuela.
Al respecto dice que si al servidor se le pide en la mañana huevos revueltos en el desayuno y una tortilla en el almuerzo, tiene que hacerlos.
Igualmente ocurre con el jefe del Gobierno, quien fue colocado en ese puesto con los votos del pueblo y a éste tiene que servirle.
-Cuando yo protesto, ese servidor debe atender mi protesta.
-En ese aspecto, ¿cómo ve la situación por la cual está atravesando el país?
-Este país está vivo. Los muertos no reaccionan; pero los seres humanos no solamente reaccionan, sino también reflexionan y podemos tener acciones nuevas. Y esto es lo que nos está pasando.
-¿No le parece que los partidos están rezagados en tanto son los jóvenes quienes han liderado el proceso?
-Ya venían rezagados. Precisamente, por eso ocurrió el quiebre, porque no había partidismo. Y yo veo aquí, si vamos a tocar ese punto, que hubo demasiado academicismo. Todo el mundo a la universidad. Yo nunca he conocido en este país a un padre o una madre de familia que diga con orgullo: “Mi hijo es buena gente. Es honesto, amante de la naturaleza, respetuoso de los niños, adultos y ancianos. Cumplidor de las leyes, amable, cordial y solidario”. Lo que he oído es: “Mi hijo es ingeniero”, “mi hijo es abogado”, “mi hijo es arquitecto”, “mi hija es médica”… y lo ponen en los vidrios de los carros: “Mi hijo se graduó de licenciado” o de lo que se haya graduado. La otra vez vi un letrero que decía: “Por fin se graduó mi hijo”, lo cual hace suponer que estaba desesperado. Lo mejor, desde el punto de vista moral y cívico, se la dimos al academicismo y a la empresa. Y lo más importante del país, que es la política, se lo fuimos dejando a los más mediocres… y este es el resultado.
-¿Por qué la política es lo más importante?
-Porque es la esencia de todo. Puede haber fe, pero no religión; puede haber matrimonio, pero no familia. Ese fue el descuido nuestro como sociedad grande. Sin embargo, siempre hay una reserva. Es verdad que lo ocurrido se debe a los muchachos, pero éstos tenían unos dos, tres o cuatro años cuando comenzó el régimen. Ellos han estado oyendo de sus familiares quejas de los problemas que se han venido presentando en el país.
-Padre, usted ha venido sosteniendo que los males del país se deben a que nosotros nos hemos puesto a vivir de los muertos: Bolívar, Martí, Ché Guevara y otros. Pero, ¿ahora todos esos han sido sustituidos por Chávez?
-A los muertos hay que dejarlos descansar, porque de lo contrario, se convierte en costumbre. Ya pasó el momento de Bolívar. Lo podemos analizar desde el punto de vista histórico, filosófico, bélico… pero, hasta esos aspectos. La historia no se juzga, sino que se comprende. No que se copie. Si a ti te gusta la historia, estudia la de tu abuelo, porque tu abuelo hizo más por ti que Simón Bolívar.
-¿Qué explicación tiene la frase “Chávez vive”?
-Basta preguntarse, ¿quién manipula con eso? Los dirigentes. Gente del pueblo lo repite con cariño. Y tú no puedes romper un cariño. Pero debe quedar claro: un presidente no es mi jefe, sino mi servidor. Lo único que tengo como ciudadano es la Constitución. Como humano, no tengo jefe. Tengo un padre, Dios. Venezuela no es un cuartel.
-¿Cómo ve esos grupos llamados colectivos?
-Si es como dicen que andan armados, es un problema. Porque se están utilizando las armas para matar tanto al vestido de verde como al vestido de choro. Yo le he venido diciendo al Gobierno: no estamos en guerra. Esta no es una guerra, sino una protesta. La guerra se combate con armas.
-¿Y la protesta?
-Con diálogo. Sin poderíos. Si tu esposa te regaña porque llegaste tarde, ¿le vas a caer a golpes? Escucha y explica por qué llegaste tarde. Ponte de acuerdo con ella. Eso mismo es lo que tiene que hacer un gobierno sensato.
-¿Por qué cree que no ha habido diálogo?
-Dialogar no es hablar, es escuchar, porque de lo contrario se está hablando con una pared. De lo que está pasando, yo digo: ¡Ojalá, Dios nos dé la oportunidad de aprender!
-Padre, pero ya van más de 30 muertos…
-Son más. En estos dos últimos meses han habido más de mil muertos, que también deben contarse. Todos los muertos cuentan. Y es el mismo motivo: la violencia. Cuando tú sales de tu casa, es responsabilidad del Estado. Soy responsable de la puerta de mi casa para adentro. Si una montaña se quema los únicos responsables de apagar el fuego son los bomberos. El que la quemó es culpable y debe ir preso. Yo debo reclamar a los bomberos porque no apagaron el incendio.