En los boyantes años ochenta se imaginaba que la interacción entre el hombre y la máquina cambiaría la forma de consumir videojuegos.Aparecían pistolas de luz que comenzaron a extenderse, aunque su invención se remontaba a seis décadas antes. Pero se soñaba que, algún día, la inmersión en el ámbito de los videojuegos fuera total.
Ese es el nuevo reto de esta industria que mueve más dinero que la música y el cine juntos. Atrás quedaron las pugnas entre Nintendo ySega y, en estos tiempos, son Sony y Microsoft quienes tienen ahora un frente abierto en torno a la realidad aumentada. Ambas empresas trabajan en sendos dispositivos que tratan de «sumerger» a los jugadores en los videojuegos.
Tras los avances de las gafas «mágicas» Oculus Rift, que ha mostrado durante el evento Game Developers Conference (GDC) de San Francisco la segunda generación de este dispositivo, el gigante nipón confirmó los rumores que venían apuntando en el desarrollo de un casco de realidad virtual. El prototipo existe, se llama «Project Morpheus» y la idea es que sea compatible con su consola de nueva generación PlayStation 4.
Pero Microsoft, empresa que desarrolló con buen criterio el controlador de juego libre Kinect, que junto a la aparición de la consolaWii ha aportado un nuevo concepto de jugabilidad, no ha querido atrás. Y sí, trabaja en un proyecto similar a los anteriores al que ha bautizado con el nombre de «Fortaleza», pero ni sus especifiaciones ni capacidades se han desvelado.
El que sí está más avanzado y es palpable -aunque sin fecha de lanzamiento oficial- es Oculus Rift, que ha conseguido agitar el mercado con su llegada. Aunque un tanto aparatosa, estas gafas que incorporan unos potente auriculares, este dispositivo podría costar unos 300 dólares, un precio bastante asequible para plantearse en su momento la posibilidad de adquirirlo. La experiencia es muy inmersiva, está pensado de momento para títulos de PC y la resolución, similar a presentada por Sony (1.080 píxeles) podría aumentar hasta 4K o ultra alta definición.
Ambos productos, compatibles con sistemas de audio independientes, a presentan ángulos de juego de 360 grados, lo que permite sentirse dentro del juego, y un ángulo de visión en torno a los 90% en horizontal, unos 110 grados en diagonal. De momento, las Oculus Rift han mostrado su capacidad con juegos como Kingdom Come» o el éxito de ventas «Minecraft», mientras que Sony ha hecho lo propio con los títulos en primera persona «Thief» y «EVE Valkirie» o la afamada saga en tercera persona «God of war».
Uno de los problemas es que ambos productos no son inalámbricos, aunque esta tecnología es posible que se incorpore tras su llegada al mercado. Lo que sí es cierto es que, gracias a la incorporación de sensores giroscópicos o sistemas como Motion Tracking -que recoge los movimientos de la cabeza- el mundo de los videojuegos podría tener,paradojicamente, en sus manos la posibilidad de hacer más real lo virtual. Los personajes del futuro cobrarán vida, ya que esta nueva forma de interatuar tiene una gran capacidad de emocionar.