La inseguridad en Venezuela y las armas de fuego en manos de personas inescrupulosas siguen cobrando víctimas. Esta es la historia de un joven de 20 años, quien desde hacía tres años trabajaba junto a su padre como obrero de la construcción en el cementerio de Barquisimeto y a quien le propinaron dos tiros en la cabeza, presuntamente por una deuda de drogas.
Yohander José Vargas Acevedo llegó a su casa junto a su padre luego de su jornada laboral, en la cual se encargaba de la construcción de fosas y panteones. “Como a las 6:00 pm., le dijo a su madre que tenía hambre, ella le contestó que esperara, su esposa le manifestó que no saliera pero a las 6:40 pm, se fue a comer unas empanadas en la calle 4, callejón La Esperanza del barrio La Municipal”, narró José Luis Vargas, el progenitor del hoy occiso.
Comentó que dos hombres se metieron en el negocio de comida, “uno de ellos empujó a la dueña y el otro le disparó al muchacho en dos oportunidades en la cabeza mientras él estaba sentado comiéndose las empanadas. A los minutos me fueron a avisar a la casa, llegué a la escena del crimen; lo agarré en brazos y un vecino me llevó a la emergencia del Hospital Pastor Oropeza pero ya era tarde: llegó muerto. En el camino estaba ahogado; no alcanzó a decirme nada”.
Indicó que no descarta la posibilidad que se trate de un ajuste de cuentas, pues en enero de este año, su hijo tuvo una pelea en el barrio Cerritos Blancos.
Vargas tampoco desconoció que su hijo consumía marihuana. “Cayó preso en una oportunidad pero era menor de edad, ahora estaba recuperándose, incluso iba a un centro de rehabilitación, porque decía que quería ser un buen ejemplo para su hijo, quien nacerá en los próximas días”.
Esta familia, por primera vez, pasa una situación similar, por lo cual se lo dejan a la justicia divina “porque a Dios no se le escapa nada. Él tarda pero no olvida”.