El presidente Nicolás Maduro cumplió el martes su amenaza de tomar medidas contra las líneas aéreas que cancelaran vuelos hacia o desde Venezuela y rompió sus acuerdos con Air Canada.
La víspera Air Canada había anunciado que suspendía sus viajes a Venezuela porque no podía garantizar la seguridad de su operación.
«Tengo que informarles, así se lo informé a Air Canada, que esa suspensión no es suspensión de los vuelos, es prácticamente una suspensión de los acuerdos ASA (Acuerdo de Servicios Aéreos)», dijo a periodistas el ministro de Transporte Acuático y Aéreo venezolano, el general Hebert García Plaza.
Esos convenios se firman entre los países -en este caso Venezuela y Canadá- para que las líneas aéreas puedan volar entre uno y otro Estado.
«Terminamos esa relación con Air Canada hasta que el presidente (Nicolás) Maduro decida lo contrario», agregó el funcionario. Según el ministro, la cancillería venezolana iniciará los trámites administrativos necesarios para efectuar la sanción.
La semana pasada Maduro había advertido a las aerolíneas que si suspendían operaciones podían sufrir severas sanciones. Las líneas aéreas reclaman una deuda de 3.300 millones de dólares al gobierno.
En enero las autoridades aeronáuticas venezolanas se reunieron con las empresas aéreas para discutir la situación del sector y la deuda que mantiene el gobierno con las aerolíneas, que surge de la diferencia entre los ingresos por la venta de boletos en bolívares y los gastos de operaciones en dólares en Venezuela, donde existe un estricto control de cambio.
En su comunicado de la víspera Air Canada argumentó no poder garantizar la operación tras los conflictos sociales y manifestaciones en el país sudamericano.
Según el ministro García Plaza la suspensión de Air Canada fue unilateral, una «sorpresa».
Desde febrero Venezuela se ha visto sacudida por las protestas de universitarios y opositores, esencialmente de clase media, contra la galopante inflación -que alcanzó en febrero una tasa anualizada de 57,3%-, el desabastecimiento y la creciente criminalidad.
Maduro rechaza las manifestaciones y afirma que forman parte de un plan de la oposición para promover un golpe de Estado en coordinación con grupos de intereses de Estados Unidos.
Paralelamente, Maduro participó el lunes por la noche del sepelio del capitán José Guillén Araque realizado en la Academia Militar, ubicada en Caracas.
Guillén Araque, quien falleció en la ciudad costera de Maracay, fue una de las 26 personas que perdieron la vida en más de un mes de conflicto en las calles de Venezuela.
El mandatario insistió en que se trata de un plan golpista.
«Lo estamos venciendo con la movilización de la conciencia del pueblo, de las mayorías; lo estamos venciendo con la actitud firme de nuestras Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, de la Guardia Nacional como uno de sus componentes», expresó Maduro según un reporte de la oficial Agencia Venezolana de Noticias.
En tanto en la Plaza Altamira en el municipio de Chacao, que durante semanas ganó notoriedad por los enfrentamientos violentos entre manifestantes opositores al gobierno, civiles armados y fuerzas del orden, retomaba lentamente a la calma el martes tras ser desalojada la víspera por las fuerzas de seguridad.
«El municipio Chacao se encuentra con buena movilidad vial, calles abiertas. Presencia militar», dijo en su cuenta de Twitter el alcalde de ese municipio, Ramón Muchacho.
La circulación de carros y motos por las calles es vital para una ciudad como Caracas de dos millones de habitantes –cuatro millones si se cuenta la periferia– y donde la densidad vehicular es enorme.
El Tribunal Supremo de Justicia ordenó a varios alcaldes opositores a aplicar acciones para evitar la ejecución de «guarimbas», como se llama a las barricadas, en esas jurisdicciones. Y citó a otro por desacato.
Según el máximo tribunal estos funcionarios deben garantizar el libre tránsito de personas y vehículos.
El bloque oficialista que lidera Maduro, que ganó fácilmente las elecciones municipales en diciembre, se ha mantenido cohesionado en medio de la crisis política y económica que enfrenta el país. En la tensa situación el mandatario ha contado con el apoyo de la Asamblea Nacional, que es controlada por el oficialismo, el Poder Judicial y las fuerzas armadas.