Roger Federer podría estar disgustado por perder una final apretada en uno de los principales torneos del mundo, sin contar los del Grand Slam.
Pero su derrota en tres sets ante Novak Djokovic en el partido por el título de Indian Wells, el domingo, no resultó tan dolorosa. Después de todo, Federer pudo percatarse de lo mucho que ha avanzado desde hace un año, cuando se lastimó la espalda en el mismo certamen.
Luego de aquel problema, Federer se tomó un descanso de siete semanas. Después de Wimbledon, volvió a lastimarse la espalda y su tenis se llenó de dudas. El jugador que otrora era amo y señor de este deporte tuvo un año irregular.
«Tuve dudas en ciertos momentos», señaló. «Pero en general sabía que no me sentiría siempre igual. Fue importante ser paciente y esperar. Es lo más difícil de hacer. No había pasado muy frecuentemente por esto en mi carrera. Por eso era algo nuevo para mí».
Abundaron las versiones de que el tenis de Federer estaba en decadencia. Algunos sugirieron que contemplara el retiro.
El suizo oyó todo eso, pero no le prestó atención.
«Hace unas semanas o meses, algunas personas dijeron que yo no podía jugar más al tenis», dijo. «Pero simultáneamente, seguía teniendo una llama interna, el deseo de ganar, que es importante. Y ahora puedo hacerlo. Tengo ahora un equilibrio muy bueno».
Pese a que no pudo conquistar un récord, con su quinto título de Indian Wells, Federer tiene una foja de 19-3 este año, la mejor desde que abrió la temporada con 23-2 hace dos años. Tiene un récord de 4-2 contra rivales ubicados entre los 10 primeros sitios del escalafón.
Se trata del mayor número de triunfos de cualquier tenista en este año.
Federer ascendió cinco puestos en el «ranking» publicado el lunes. Es la ubicación más alta que ha tenido desde junio pasado, cuando era tercero.