Sin tregua El golpe

Tres argumentos hacen risible el chillido permanente de Maduro acerca de un “golpe de Estado en marcha” para descalificar y reprimir brutalmente la gigantesca ola de protestas estudiantiles y populares que sobre pasan ya los 30 días, pese a que las mismas fueron prohibidas por él. 1.- Los golpes de Estado los dan los militares. En este “gobierno” de Maduro-Cabello hay más altos funcionarios militares que civiles. Está repleto el gabinete y los altos cargos de militares activos. Ni Chávez ni Pérez Jiménez tuvieron ni una cuarta parte. 2.- Maduro denuncia un “golpe de Estado” y se va a una fiesta a cielo abierto en Aragua. Curiosa forma de reaccionar ante algo tan grave como un “golpe de Estado”: Irse de farra, pretendiendo con ello, además, disfrazar la primera oleada horrenda de represión. 3.- Los que con tanta histeria denuncian “golpistas”, festejan de inmediato como “fecha patria” la sangrienta intentona golpista del 4F-92. O sea, hay golpes militares buenos que ellos celebran, pero los golpistas son los demás.
Sin embargo, el asunto va mucho más allá del caradurismo. El primer objetivo, como siempre – llevan años en eso – es criminalizar toda protesta y toda actividad política. Hasta la más normal y civilizada. Toda acción política – que no sea la suya – es, por definición, golpista y criminal. De tanto abusar del argumento ridículo ya poca gente lo toma en cuenta pero aún hay quien lo repite en tono histérico. Y en otros países, cada vez menos hay quien se lo cree.
El segundo objetivo – muy cubano castrista – es justificar la represión, los muertos, las torturas, la persecución política, la censura a los medios, las violaciones a la Constitución. Obviamente no es una justificación legal, pero es un “argumento” político para calmar conciencias de sus militantes, y de sus simpatizantes internacionales. La brutalidad represiva, los abusos incalificables contra los derechos humanos suceden porque – pobrecitos – están enfrentando un “golpe de Estado”. Atropellan porque “se están defendiendo”. L a brutalidad represiva de la GNB es “ante un golpe de Estado”. El uso escandaloso, ilegal, criminal, de grupos paramilitares rojos armados e impunes son “los excesos inevitables ante un golpe de Estado”.
Pero ese truco rojo tiene límites en sus logros. No en balde en más de 30 días de intensas protestas no han podido hacer ni una sola “contra manifestación” con multitudes. Es un signo inequívoco del descontento y la desilusión en las bases populares del Psuv. Solo los grupitos muy fanáticos y tarifados han aceptado unirse a actos violentos.
El otro signo del fracaso es la reacción internacional. Lo único que han logrado es callar a los embajadores de varios gobiernos en la OEA, pero la opinión pública mundial los condena como nunca antes. Desde los artistas en la gala de los Premios Oscar, hasta más de un centenar de peloteros venezolanos de las Grandes Ligas, pasando por docenas de artistas, cantantes y orquestas que se negaron a participar en la farsa sangrienta de los carnavales bailando sobre los cadáveres de estudiantes asesinados. Significativo también el silencio de la presidenta de Brasil Dilma Rouseff y el de Pepe Mujica de Uruguay. En anteriores ocasiones corrían a apoyar al gobierno de Chávez. Casi nadie se toma en serio hoy los cuentos del “golpe de Estado” ni de la “invasión Yankee”. A pesar de las invasivas “cadenas” diaria de radio y Tv.