Un capitán de la Guardia Nacional venezolana murió este lunes como consecuencia de un impacto de bala recibido el domingo al dispersar una manifestación en Maracay, se informó oficialmente, elevando a 29 el saldo de muertos en las protestas opositoras iniciadas el 4 de febrero.
«Esta madrugada fallece en Aragua capitán de nuestra GNB José Guillén. Impacto de bala en la cabeza», escribió en su cuenta de Twitter el Jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada (Ceonfab), general Vladimir Padrino López.
Guillén fue herido, según se había informado, al anochecer del domingo cuando su unidad de la Guardia Nacional recibió instrucciones de dispersar a un grupo de manifestantes que había bloqueado la avenida José Casanova Godoy de la ciudad de Maracay, estado de Aragua, en el norte del país.
De acuerdo con la información suministrada por el gobernador del estado, el chavista Tareck El Aissami, la patrulla «fue recibida a tiros» y en esa refriega Guillén fue herido en la cabeza.
Venezuela es escenario desde el 4 de febrero de protestas iniciadas por sectores estudiantiles en reclamo por la inseguridad y a las que luego se sumaron grupos del ala radical de la oposición que piden la salida del gobierno.
Desde el 12 de febrero muchas de las marchas han sido dispersadas con gases y otras han derivado en refriegas entre grupos enmascarados y uniformados, con saldo de al menos 29 muertos, 400 heridos y mas de 40 investigaciones abiertas por violaciones a los derechos humanos.
En Maracay se registraron el domingo protestas callejeras, según reportaron medios locales.
La capital venezolana y otras ciudades del interior del país han sido escenario desde hace más de un mes de violentas protestas callejeras contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro que han dejado un saldo de 25 fallecidos, entre ellos cuatro guardias nacionales, además de 365 heridos, y más de 1.000 arrestados de los cuales solo permanecen detenidos 106 a los que les abrieron proceso.
Universitarios y opositores, esencialmente de clase media, han protagonizado desde febrero protestas callejeras contra la galopante inflación que alcanzó en febrero una tasa anualizada de 57,3%, el desabastecimiento de bienes básicos y la creciente criminalidad.
Maduro ha rechazado las protestas, que califica como parte de un plan de la oposición para promover un golpe de Estado. Esta es la primera crisis grave que enfrenta el mandatario, de 51 años, desde que asumió el gobierno en abril del 2013 luego de la muerte del presidente Hugo Chávez.
El bloque oficialista, que ganó por amplia mayoría las elecciones municipales de diciembre, se ha mantenido cohesionado en medio de la crisis política y económica que enfrenta el país. En medio de la tensa situación Maduro ha contado con el apoyo de la Asamblea Nacional, que es controlada por el oficialismo, el Poder Judicial, y las fuerzas armadas.