Ada Carrillo y Micaela de Moreno, son dos mujeres que trabajan en los quehaceres del hogar. Ambas manifiestan sentirse angustiadas por no poder comprar todos los productos que requieren sus familias, y salen cada día en busca de ellos, caminando de arriba a abajo por los diferentes establecimientos comerciales de la entidad.
“Vimos esta cola y la empezamos a hacer”, dice Carrillo, sin saber cuál de los productos de primera necesidad serían vendidos. “No nos han dicho qué van a vender, pero al ver esos dos camiones parados imaginamos que será algo que necesitamos”, indicaron, haciendo referencia a dos vehículos tipo cavas que estaban estacionados en las adyacencias del establecimiento comercial, que estaba siendo objeto de una inspección de rutina.
En este sentido, la constante situación de escasez que afecta a los venezolanos los ha obligado a convivir con este problema y a adaptarse sin remedio aparente. Es así como en una visita a diferentes mercados y supermercados de la ciudad, tanto al este como al oeste, se pudo constatar lo que se ha convertido en una conducta propia de los consumidores y que representa la necesidad de los mismos por obtener todos los productos requeridos en sus hogares.
A los ya conocidos productos que escasean, como la harina de maíz, el aceite, la mantequilla, el papel higiénico, el café…, se les suma aquellos que desaparecen de forma repentina de los anaqueles, tales como artículos de higiene y limpieza: jabones para el cuerpo, cera para pisos, jabón de pasta para lavaplatos, desodorante, suavizante, tintes para el cabello, hojillas de afeitar, acetona, entre otros.
Esta situación ha agudizado la formación de enormes colas en los establecimientos comerciales y una especie de vigilancia sobre dichos comercios, a la espera de lo que están ofreciendo y pueden adquirir. “Estamos en desacuerdo con esta situación, yo salgo temprano de la casa con dinero en los bolsillos a la búsqueda de los artículos que necesitamos”, explicó Carrillo.
De igual forma, Marlen de Jiménez, reside en las adyacencias de la avenida Fuerzas Armadas, y explicó la situación que se presenta cada semana en uno de los supermercados de la zona, cuando uno de los mencionados productos es despachado: “la cola da la vuelta a la cuadra, y muchos de los usuarios se molestan con los dueños de los establecimientos para que le vendan los productos, como si la situación que estamos pasando sea problema de los comerciantes”.
Los usuarios consultados señalaron que, a diferencia del pasado, no se puede acudir a los comercios, “tomar un carrito de supermercado, buscar lo que necesitamos y comprarlo. Ahora se tiene el dinero pero no se tiene qué comprar”, advirtieron.
La cola formada este lunes en un mercado del este tuvo que disolverse, luego de que se informó que la presencia de los efectivos militares se debía a una inspección y no a una venta de harina de maíz precocida.
Tarjeta de racionamiento
Asimismo, los usuarios dijeron estar en desacuerdo con la medida advertida por el Gobierno nacional sobre un sistema electrónico que regule la compra de productos por parte de los usuarios. “Esto no es Cuba”, dijo Micaela de Moreno. “Tenemos el derecho de comprar las cosas que necesitamos y cuando lo necesitamos”, expresaron los ciudadanos, advirtiendo que esta medida podría extenderse no solo a los establecimientos que dependen de la red Mercal y Pdval, sino a todos los expendedores de productos.
