Las autoridades electorales de El Salvador mantenían este lunes en suspenso la proclamación del ganador de los comicios presidenciales del domingo, ante la ventaja mínima que obtuvo el exguerrillero izquierdista Salvador Sánchez Cerén sobre el alcalde derechista Norman Quijano, quien denunció un fraude.
Sánchez Cerén, del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), superó con 50,11% (1,494.144 votos) contra 49,89% (1,487.510) a Quijano, de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (Arena), escrutado el 100% de las actas electorales.
Ante la ajustada diferencia, de apenas 6.634 votos, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Eugenio Chicas, pidió esperar al escrutinio manual de las actas, que comenzará este lunes y podría terminar el miércoles, aunque defendió la transparencia del proceso.
El estrecho margen es totalmente sorpresivo pues todas las encuestas vaticinaban para el balotaje una victoria del excomandante rebelde, de 69 años, con por lo menos diez puntos sobre Quijano, un férreo anticomunista de 67 años.
Sánchez Cerén, actual vicepresidente del primer gobierno de izquierda de El Salvador, presidido desde 2009 por Mauricio Funes bajo la bandera del FMLN, ganó la primera ronda del 2 de febrero con 48,9% contra 38,9% de Quijano, pero sin lograr el 50% más uno que evitaba la segunda vuelta.
«Incluso perdiendo, Arena va a ganar. El país está dividido 50%-50%», afirmó el analista político y exguerrillero Juan Ramón Medrano.
La reacción de Arena fue declararse «en pie de guerra». Quijano se dijo dispuesto a defender «si es preciso» con «la vida» lo que considera su victoria y advirtió que la «Fuerza Armada está pendiente de este fraude que están fraguando», según él TSE con el FMLN.
«No vamos a permitir fraudes al estilo chavista o (Nicolás) Maduro como Venezuela. Aquí estamos en El Salvador», aseveró Quijano, quien en la campaña usó a la crisis venezolana como propaganda para pedir no votar por la izquierda.
Analistas estimaron que Sánchez Cerén bajó la guardia en la campaña para el balotaje y tampoco habría logrado conquistar los votos que favorecieron en la primera ronda al expresidente Antonio Saca, expulsado de Arena tras ser responsabilizado de la derrota ante el FMLN en las elecciones de 2009.
Ante las tensiones por los resultados, el procurador para la defensa de los Derechos Humanos, David Morales, hizo un llamado a la tolerancia. «Es un resultado muy reñido obviamente, pero no caben mensajes de confrontación», destacó.
Diálogo obligado
De ser proclamado ganador, Sánchez Cerén sería el primer exguerrillero en asumir la Presidencia de El Salvador, y el cuarto en América Latina, después del nicaragüense Daniel Ortega, el uruguayo José Mujica y la brasileña Dilma Rousseff.
Si se confirma su triunfo deberá dialogar con distintos sectores para desmontar la polarización y lograr la gobernabilidad, estimaron los analistas.
En una batalla ideológica de más de tres décadas, «el FMLN ha estado tratando de aniquilar a Arena, y Arena tratando de aniquilar al Frente, y ya es hora que entiendan que no se puede», destacó el analista Salvador Samayoa.
«Ya es el momento que nos entendamos para sacar adelante el país», agregó Samayoa, al señalar que ambas fuerzas quedaron incluso en mitades iguales en los 14 departamentos, pues cada uno ganó siete.
El Salvador sufrió una guerra civil entre 1980 y 1992, en la que se enfrentaron el Ejército, al mando de regímenes de derecha, y la entonces guerrilla FMLN.
En el discurso que dio casi a la medianoche del domingo, Sánchez Cerén prometió gobernar con «un diálogo nacional» con todos los sectores políticos y empresariales, tradicionalmente afines a Arena.
«Desde ya les decimos que tienen las puertas abiertas para trabajar con nosotros para sacar adelante a El Salvador», subrayó el exguerrillero al tender una mano a Arena y pedirle que acepte los resultados.
El analista Mauricio Choussy dijo esperar ver «una izquierda más moderna con una derecha más moderna».
«Sin lugar a dudas el país lo requiere, y eso tiene que ser pronto porque este resultado tan cerrado nos fuerza a pensar que debemos reunificar los esfuerzos por los problemas del país», declaró.
Alianzas para enfrentar los problemas
Al asumir el 1 de junio, el nuevo presidente deberá tratar el problema de las violentas pandillas que siguen cometiendo delitos como extorsiones, aunque mantienen una tregua que el domingo cumplió dos años y que redujo de 14 a 6,8 los homicidios diarios.
En el país unos 10.000 pandilleros están en las cárceles y otros 50.000 en las calles.
El próximo mandatario deberá también elevar la recaudación fiscal que ronda el 16% del PIB, y tomar medidas para evitar que el país, con una deficitaria balanza comercial, aumente la deuda externa de 13.800 millones de dólares.
Para asegurar la gobernabilidad, el próximo presidente deberá buscar alianzas en el Congreso de 84 escaños, que se renovará en 2015.